REVUELTAS POR HAMBRE
En nuestro país se va acentuando cada vez más una situación
de conflictividad creciente en la cuestión de la tenencia de la tierra.
Precisamente para analizar la situación de las tierras en el Paraguay, se
llevará a cabo un Seminario Internacional los días 9 y 10 de enero del
corriente año en el Asentamiento Comuneros de Mingá Guazú, Alto Paraná, bajo el
auspicio de la Federación Sindical Mundial y el Movimiento Agrario del Paraguay.
Tema acuciante y lleno de dramatismo que
tiene un largo historial de lucha tanto en nuestro país como en toda América
Latina. En ese sentido, recuperamos del material de archivo, la información de otro seminario
internacional sobre la reforma agraria que se realizó también en nuestro país
pero en la década de los años 90, que no perdió para nada actualidad. En
aquella ocasión se contó con la participación del experto chileno Dr. Jacques
Chonchol, quien comenzó su exposición diciendo: “Como consecuencia de la falta
de reforma agraria, en los años 90, las revueltas campesinas van a ser
revueltas del hambre” y continuó diciendo: “La violencia ha sido siempre en
América Latina, un elemento ligado al predominio del latifundio, pero hay un
periodo en que se agudiza, es cuando la concentración de la tierra persiste y
la población rural que no emigra a las ciudades, busca una solución a sus
problemas de tenencia y acceso a la tierra” El disertante citó al Brasil, donde
tuvieron lugar más de 900 conflictos que afectaron a 262 mil familias,
conformadas por dos millones de personas aproximadamente. En ese tiempo, dijo,
existieron numerosas milicias privadas y asesinos profesionales a sueldos de
los grandes propietarios, en gran medida responsables de 1.106 asesinatos de
campesinos o de sus defensores (sacerdotes, abogados y sindicalistas). En otra
parte de su exposición afirmó: “Hace falta una urgente reformulación de la
reforma agraria” y que entre los obstáculos para lograrla existe una coalición
conservadora que incluye a latifundistas, funcionarios de bancos públicos y
privados, burócratas e intelectuales y las fuerzas armadas, para quienes los
campesinos constituyen un mundo sospechoso que sirve de abrigo a las
guerrillas. ¿Hasta qué punto estas observaciones formuladas hace 25 años siguen
teniendo vigencia para nuestro país? Ya había señalado entonces el expositor
mencionado, la necesidad de una acción política que plantee una reforma
estructural, una reforma jurídica que responda a las necesidades del cambio,
para impedir la agudización dramática del problema, que podría traducirse en las
revueltas del hambre. Nuestros problemas económicos ya son graves y urgentes y
requieren una respuesta en base a una gran concertación nacional. No
tengamos tiempo para esperar otros 25 años y no podemos arriesgarnos a vivir
situaciones dramáticas de necesidades extremas. Deseamos suerte y éxitos al
seminario que comienza mañana. Es tiempo para construir la unidad del pueblo en
pos de los grandes objetivos. Es hora de apelar al patriotismo de toda la clase
política y a toda la ciudadanía honesta, porque nuestro país se merece una
respuesta digna y coherente, justa y planificada, firme y urgente, que consagre
y confirme, un destino hacia la grandeza
que nos merecemos todos y todas en esta nación que tanto amamos.
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