UNA DISTINCIÓN HONROSA Es increíble lo que puede lograr una comunidad cuando se consigue aglutinar la actitud, el pensamiento y la voluntad de la gente en pos de objetivos comunes que aparentemente no revisten complicaciones ni tampoco previsibilidad en cuanto al impacto que pueda tener. Es lo que ha ocurrido con una pequeña ciudad de Paraguay de no más de 15 mil habitantes situada a 60 kilómetros de la ciudad capital. Lo que al principio fue una invitación de cooperar con la limpieza y el embellecimiento de la ciudad se fue transformando en hábito y cultura en cada uno de los habitantes que pronto trascendió a nivel país e incluso a nivel internacional. Ese es el caso de la ciudad de Atyra, una antigua ciudad de Paraguay, ubicada en el Departamento de Cordillera, fundada en 1538 por el gobernador español Domingo Martínez de Irala. Su nombre inicial fue “Atyha” que en el idioma guaraní significa “lugar de encuentros” que posteriormente derivó en “Atyra” que significa “lugar pa