CRISIS DE PARTICIPACIÓN. Se acentúa el desencanto de la sociedad con relación a la clase política que se tiene. Los últimos acontecimientos desnudan una vez más la crisis de representatividad y de gobernabilidad que se manifiestan en nuestro país. Nuestros parlamentarios no nos representan. Actúan supuestamente en nombre de la ciudadanía pero son capaces de vender el alma al mejor postor. Carente de honorabilidad y de ética mínima adoptan como norma de su accionar político los más mezquinos intereses personales, familiares y grupales. Engordan de falta de vergüenza. Son motivos de los escraches y las burlas . Sus posturas estuvieron avaladas por “millones de razones” alegan sus colegas y para algunos de ellos el pretexto pudo haber sido más grave porque la moneda del intercambio sería la promesa de impunidad en las imputaciones pendientes . Pero lo grave es que estos volverán a ser nominados para los cargos electorales y otra vez por las malditas “listas sábanas” volverán a sus