EL ESTATUTO SOY YO. No se puede negar que la cultura autoritaria sigue tan presente en el país. Se intenta disimular pero apenas se rasga la piel reaparece con todas sus características y preponderancias. En la tradición popular existen figuras y expresiones que traducen con relativa fidelidad estos rasgos autoritarios como por ejemplo el caso de que un caudillo que intentaba imponer su voluntad a un grupo determinado que al ser cuestionado porque lo que proponía no se adecuaba a las disposiciones estatutarias, golpeó la mesa diciendo: El estatuto soy yo . O este otro caso todavía más pintoresco, que se dio cuando una persona que asistía a una reunión de asociados de una entidad, de la que ni siquiera era miembro y que cuando se le reclamó la impertinencia de su participación, y se le dijo que no podía hablar porque no era asociado, respondió con vehemencia: Yo voy a hablar donde quiera porque yo tengo personería jurídica. Algo parecido viene ocurriendo en ambas Cámaras del Con