CUANDO LE ABSOLVIERON A CRISTO.
Según consta en un despacho de la Agencia EFE, un juez de la
Audiencia Provincial de Granada, España, dictó una Sentencia por la cual
absuelve a Jesucristo de los delitos de blasfemia, rebelión y sedición, por los
que fuera condenado y crucificado hace más de 2.000 años. El magistrado granadino
manifestó estar convencido de que si la causa de Jesús se hubiera desarrollado
con todas las garantías jurídicas no habría habido más remedio que dejarlo
libre, pues no existía ningún cargo contra Él. El juez aseguró que “dictó
sentencia como si fuese una oración, como un acto de amor en esta sociedad
deshumanizada. Me considero casi un blasfemo – continuó – porque no soy nadie
para juzgar a Cristo, pero mi intención ha sido que Jesús de Nazaret tuviera
una sentencia justa y dar una lección a los que le juzgaron” La idea de revisar
el proceso – según el material periodístico que obra en archivo – habría
surgido cuando un amigo suyo le había confiado la misión de redactar un pregón
sobre el Cristo de la Sentencia. “Me puse a revisar la Biblia y en concreto el
Evangelio Según San Mateo, único documento escrito sobre la causa sobre Jesús”
afirmó el Magistrado y concluyó con estas palabras: “Si aquel juicio se hubiera
celebrado con todas las garantías hubiera sido absuelto, entre otras cosas,
porque tuvo acusadores y nadie que le defendiera”. Es una situación muy
singular la que se plantea con este juicio a Jesús de Nazaret llevado a cabo
por un juez español. Indudablemente no
constituye ninguna sorpresa para la gran mayoría de la gente, creyentes y no
creyentes, que Jesús haya sido sentenciado injustamente. Pero lo que queda
flotando es que en aquella oportunidad, aún con las leyes de entonces, Jesús
pudo haber sido absuelto. Pero no lo fue porque el juicio adoleció de un grave
defecto: “Solo tuvo acusadores y nadie que le defendiera” Ya entonces se infringió el derecho a la defensa que ya era
reconocido, actualmente vigente en todas
las legislaciones del derecho positivo, e incluso consagrado como un derecho
humano fundamental. Por aquella infracción es que el juicio del Nazareno, de
alguna manera adquiere actualidad, porque destaca una nota común con todos los
juicios que se desarrollan a lo largo de
la historia humana, cuando están de por medio, razones políticas o
ideológicas o predominan intereses económicos,
que se traducen en motivos de marginalidad. Son los casos en que el
verdadero delito es la manera de ser o de pensar porque eso molesta a los
poderosos de turno. En nuestro país,
muchos crímenes de líderes campesinos, siguen impunes; sin imputados y sin ni
siquiera una parodia de juicios. Sin embargo en el caso de Curuguaty, muchos
son los imputados por figurar en una lista de interesados en acceder a un
pedazo de tierra, lista que ni ya existe, y ahora, incluso se intenta
descalificar a los abogados defensores porque la sentencia ya está dictada de
antemano. No cabe duda de que el juicio a Jesús de Nazaret transpone la
historia y sigue en vigencia. Todavía tenemos muertos crucificados y muchos
hermanos nuestros para quienes la justicia no existe y ya tienen condenas de
antemano. El derecho a la defensa en la realidad para muchos sigue siendo una
utopía. Es necesario convencernos de que más tarde o más temprano todos podemos
ser víctimas de la indefensión porque en
una sociedad injusta es imposible que rija el derecho y mucho menos, la
libertad.
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