MIEDO, INTIMIDACIÓN Y COMPLICIDAD.
Se sabía pero no se publicaba. Se conocía todo el sistema
operativo de la mafia pero nadie actuaba porque todos en la zona estaban
complicados o temerosos. La vigencia del miedo, la intimidación y la complicidad constituía
la regla imperante. Tuvieron que ser sacrificados en el altar de la decencia y
del valor, en el altar del martirio de la libre comunicación a Pablo Medina y
su asistente para que, por fin, la prensa nacional e internacional, y toda la
ciudadanía conozcan los detalles perversos de un sistema criminal que subyuga y
aprisiona al país, que marca a fuego y condiciona su historia. Se tiene casi la
certeza de la identidad de los autores morales y materiales, pero aún así, no
se les pudo detener, porque siguieron contando con protectores, seguían activos
sus cómplices desde los poderes políticos, fiscales y policiales. Es probable
que la diputada Cristina Villalba, la madrina de la mafia, calificada así por el propio Pablo Medina, antes
que recomendar al principal sospechoso,
el Intendente de la localidad de Ypehu, que se entregara a la justicia,
le haya indicado exactamente lo contrario, para que desaparezca hasta que todo
sea envuelto de nuevo en un manto de silencio. Ya era tan grosero el
procedimiento de los mafiosos de la zona, que ya ni cuidaban las formas y los
detalles, tanto es así que el Señor Wilmar Acosta, nada menos que el Intendente
de la ciudad tenía en su propia estancia todo un complejo marihuanero. Un sobrino
suyo detenido en el operativo del allanamiento abiertamente declaró que todo el
mundo sabía que su tío era el jefe mafioso de la zona. Desde donde se manejan los hilos tenebrosos
de la información distractiva, se quiso amainar la tormenta, primero dando a
conocer que por fin se encontró petróleo en el Chaco y como eso no importó
mucho a nadie, oh coincidencia, se encontró casualmente un video del EPP, donde
aparecen con vida las dos personas secuestradas. Por suerte algunos medios no se tragaron este
habitual bocado de la desinformación. ABC color denunció la coincidencia con
grandes titulares en primera plana: “El EPP actúa al servicio de los asesinos
de Pablo”. Actúa o le hicieron actuar.
El gran problema del país es la mafia. Estos pequeños grupos criminales, no
tienen ninguna posibilidad de operar sino es en connivencia con la mafia. Hasta
es muy posible que sean sus propias creaturas. La narcopolítica es un hecho que ya no se
puede ocultar con discursos. Se ha
admitido y denunciado en la prensa en estos días, que en numerosas localidades
de los departamentos fronterizos con Brasil, ya casi ningún político puede ser
electo si no cuenta con la anuencia de la mafia. Ya sabemos que los mafiosos
digitan a gobernadores e intendentes,
pero además, cuántos votos aportaron para la elección de diputados y
senadores. Lo más grave es que a través de las autoridades políticas que ellos ayudaron
a ser elegidas, también inciden en la Fiscalía General y en el Poder Judicial. Los
tentáculos de la mafia se ha extendido demasiado. El país está en peligro. No se puede permitir que las muertes de Pablo
Medina y de Antonia Maribel Almada sean en vano. La sangre de estos mártires del periodismo debe ser un signo de esperanza y de redención de nuestro pueblo.
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