¿QUO VADIS PAÍS?
¿Adónde va nuestro país? Una buena pregunta. La intención de responder a esta interrogante
seguro está dejando sin dormir a planificadores, estrategas y políticos.
Demasiados factores incontrolables, inmanejables. Demasiados cabos sueltos.
Pero es la pregunta que nos debe apasionar a todos, aún a los ciudadanos
comunes, porque en este desafío está en riesgo la suerte de nuestro futuro y el
de las generaciones venideras. El diagnóstico es contundente: La corrupción y
la impunidad permean toda la estructura sociopolítica de nuestra sociedad, lo
que genera ausencia de estado, y debilidad de todas las instituciones en todos
los niveles. No hay recursos suficientes
porque son robados o mal utilizados, no hay autoridad, se violentan las leyes,
y todo indica que nos dirigimos al despeñadero. ¿Hacia dónde va nuestro país?
En el esfuerzo por intentar responder recurramos al juego de los escenarios. Escenario
1: Los partidos políticos actuales sanean sus cuadros dirigenciales,
marginan a los corruptos y narcopolíticos de sus filas, renuncian al
clientelismo político, y se deciden a dedicar todo el esfuerzo por servir al
país y anteponen el bien común como
principal objetivo de la gestión política. Posibilidad de concreción: Nula.
Causa: El grave deterioro de los partidos debido a la corrupción y el
clientelismo. Escenario 2: Los mejores hombres de todos los partidos y
las organizaciones sociales y empresariales conforman una gran plataforma
ciudadana, establecen como objetivo rescatar al país de la corrupción y
modernizar y fortalecer sus instituciones así como fijar metas de desarrollo
económico y social que apunten a superar la pobreza extrema y asegurar la
vigencia de los derechos humanos fundamentales para la población. Posibilidad
de concreción: Mínima. Causa: La incapacidad de concertación que tiene la sociedad.
Dificultad para definir objetivos comunes, y para seleccionar las candidaturas
de cargos, además de toda la guerra sucia que utilizará en su contra los
corruptos de los partidos políticos. Escenario 3: Nada cambia. Todo o
casi todo sigue igual. Cada partido elige a sus candidatos en base a los
intereses y los recursos que aportan. La lucha interna de los partidos
políticos es por ganar privilegio y posicionar a familiares u hombres o mujeres
de los entornos de los caudillos en los cargos más importantes. Se elige un parlamento incapaz y corrupto, un titular
del ejecutivo sin fuerza y obligado a negociar su poder con grupos políticos o
económicos predominantes y un poder judicial que condiciona sus fallos conforme
a las ofertas o a las influencias políticas del momento. El crimen y el robo de
los recursos del estado siguen. Se estanca la salud y la educación y el país
sigue empobreciéndose más. Posibilidad de concreción: Muy probable. Causa: No
hay capacidad de reacción de la ciudadanía. Los corruptos controlan el sistema
electoral y la prensa. Escenario 4: Los movimientos de izquierda o
progresistas realizan una gran elección y además de ganar la presidencia y las
gobernaciones consolidan una gran mayoría parlamentaria. Se prioriza lo social
y se revisa las instituciones democráticas, en especial el poder judicial.
Posibilidad de concreción: Mínima, por el momento, casi nula. Causa: Los
movimientos de izquierda o progresistas están muy divididos o atomizados. Escenario
5: Ante la posibilidad de que los movimientos de izquierda, hipotéticamente
estuvieran a punto de tomar el poder, se genera una gran reacción del
empresariado y terratenientes, con ayuda de los norteamericanos que no pueden
permitir que el único país aliado en el cono sur del continente también se
incorpore al sistema socialista del siglo XXI, y por supuesto con la
intervención de las fuerzas armadas, se declara nula la elección y se establece
una especie de dictadura, se nombra un presidente provisorio, hasta tanto se
lleven a cabo nuevas elecciones. Nuevas elecciones que se realizarán después de
asegurar que la izquierda no volverá a ganar. Posibilidad de concreción: No
descartable del todo si se dan las condiciones.
Causa: Paraguay ocupa un lugar muy estratégico en el mapa geopolítico actual.
¿Adónde va el país? La respuesta sigue y seguirá siendo
difícil. No cabe duda de que el escenario tres, nos aplasta en el pesimismo.
Pero debemos soñar en otros escenarios más alentadores, porque es totalmente
inadmisible, que caigamos en la desgracia de no tener la capacidad de reaccionar
e intentar impedir que el país se despeñe en el abismo de la corrupción y la
impunidad.
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