ACECHANZAS
DE BUITRES.
Lamentamos
la asociación de estos animales que fieles a su naturaleza dominan los espacios
escudriñando horizontes en busca de alimentos, con los “buitres” de la
especulación y la carroña. A nivel internacional son empresas y personas que
controlan los poderes políticos, económicos y judiciales en base al oportunismo
y la extorsión. En la práctica es la “industria financiera” más rentable. En su
lógica no importan países o seres humanos. La ganancia fácil es la reina
suprema de sus maniobras y operaciones. La víctima de turno más visible
últimamente es la hermana República Argentina. Los desaciertos heredados de
gobiernos anteriores dejaron al país al borde de la incapacidad de pagos de sus
deudas. Los buitres intuyeron el negocio y adquirieron los títulos y bonos de
sus deudas a un tercio de promedio del valor. Una gran parte de los acreedores
aceptó negociar el pago de las deudas con descuentos y precios más razonables,
salvo un grupo, que pide cobrar el 100% del valor nominal y para ello recurre a
un juzgado de los Estados Unidos que por contrato de los bonos tiene
jurisdicción para entender en los litigios. El juez dictamina a favor de estos
demandantes y hasta llega a impedir que la Argentina efectúe los pagos a los acreedores con los
cuáles tiene acuerdo, embargando los créditos bancarios destinados para ello. La Argentina llevó su
clamor al seno de la ONU
que decidió abrir una investigación sobre el comportamiento de los capitales
buitres. La experiencia de la hermana República Argentina vale para los demás
países del continente y en especial para el Paraguay que viene negociando la
obtención de significativas ayudas a través de los bonos soberanos. Hay que
tener cuidado con aquello de “soberano” porque cuando haya conflicto, también
estaremos sometidos a la jurisdicción de los tribunales norteamericanos, con la
gran desventaja que eso supone ante la poderosa influencia de las grandes
empresas transnacionales de la especulación.
Hasta aquí
hemos hablado de los buitres internacionales. Pero también es grave y
preocupante la aparición de los buitres criollos que están operando en el país.
Tenemos un caso emblemático referido a toda una colonia, la de Barbero Cué, (ex
Barbero) conformada por una seis mil familias campesinas asentadas en un
inmueble de unas 17 mil hectáreas, donado por el Gobierno italiano al Paraguay,
que está a punto de ser rematado. La maniobra está emprendida, nada menos que
por el ex presidente del INDERT (Instituto
de Desarrollo Rural y de la
Tierra ) Ignacio Luis Ortigoza, posiblemente en connivencia con el ex
Intendente de la ciudad de San Pedro de Ycuá Mandiju, Cándido Vera
Bejarano, hoy Diputado Nacional. El operativo resulta
aparentemente simple. El mencionado Intendente, vende al Señor Ortigoza, el 50%
de las deudas por impuestos y tasas del inmueble en cuestión que asciende a unos 65 millones de guaraníes y el señor
Ortigoza, con otro socio, plantea una demanda al estado italiano para recuperar
su inversión y consigue que un juez de San Pedro dé curso favorable a un juicio
ejecutivo, dejando expedito el camino del remate. ¿Qué importan 6 mil familias?
¿Qué importa que el gobierno nacional haya establecido por ley, que no se le
reclamará nada por impuestos y tasas al país donante? La apropiación
inmobiliaria, es una modalidad muy utilizada últimamente por los buitres
criollos. Todo bajo la tremenda inseguridad jurídica facilitada por un poder
judicial que se presta a la venalidad. Los asaltantes arguyen que actúan
conforme a la ley. Actúan bajo el viso legal pero la justicia está ausente y el
país está desamparado. Mucho más
peligrosos que los asaltantes callejeros, los buitres acechan al amparo de la
corrupción y la impunidad.
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