EL PODER POR EL
PODER.
Un distinguido
compatriota en el siglo pasado presentó una ponencia en una Convención de
países del continente americano en la ciudad de Santiago de Chile que tuvo
aprobación unánime y con aplauso, y debido a ese éxito resonante, esa
Convención fue denominada con su nombre. Se trata del ex Presidente de la
República del Paraguay Doctor Manuel Gondra y la Convención que estamos
mencionando es conocida en la historia como “La Convención Gondra” El
planteamiento del compatriota se refería a las relaciones entre países, con
poderes dispares, señalando que los países con más poderíos siempre están
tentados a imponer sus puntos de vista aunque carezcan de razones y por esas condicciones, cometer injusticias. El planteamiento del representante compatriota en el
mencionado evento se resume en esta sentencia: “No pudiendo hacer que los
justos sean siempre fuertes, debemos procurar que los fuertes sean siempre
justos” Este principio se tradujo posteriormente en uno de los fundamentos
de las relaciones multilaterales. Recordaba este hecho en estos días con motivo
de las últimas elecciones de autoridades de la Cámara de Senadores de la
Nación. Tan dura estuvo la porfía y tan
emparejadas estaban las fuerzas de ambos grupos, que la Presidencia del
Congreso de la Nación quedaba al alcance de cualquiera de los miembros, de
cualquiera que pudiera desempatar la
votación. Ya no importaban los méritos. Solo importaban la ambición y el
oportunismo. Lo que importaba era el
poder que concedía la presidencia. Por algo, los triunfadores en este caso,
terminaron afirmando que con esta elección se aseguraba la soberanía del
Parlamento y se evitaba el control por el Poder Ejecutivo, de todas las
instituciones del Estado. Y la gente puede preguntarse ¿cuál es el
valor real de este poder o del poder? ¿Para qué se necesita o en qué se va a
invertir ese poder que se disputa? ¿Será que vale la pena sacrificar la
credibilidad de una institución tan importante como es el Congreso? O se trata
simplemente del poder por el poder, donde solamente interesa la ventaja
posicional de las personas o del grupo que accede a ese poder y de los
beneficios personales o de grupos que significa acceder a los cargos de poder.
Podrán decir que esto es normal en el Parlamento y en la misma política donde
siempre se negocia para la toma de decisiones. Puede que sea así, pero a la
ciudadanía eso le interesa poco. Lo que
interesa realmente es qué se hará con el poder. ¿Será para conservar el contubernio de los pactos de impunidad y
connivencia política? ¿Será para
mantener un estado generalizado de corrupción que está socavando al país? ¿Será
para proteger a una clase dominante que no acepta ninguna propuesta para romper
las injusticias de las desigualdades? ¿Será para proteger a los
narcotraficantes que cada vez están más avanzados en imponer la narco política y
desarrollan sus poderíos con increíbles
actos criminales en las ciudades fronterizas, fronterizas por ahora? ¿Será para perseguir y criminalizar los
movimientos ciudadanos de lucha y de protesta en reclamo de sus derechos
conculcados? Es dura la conclusión. Estos poderes intentarán impedir por todos
los medios, que se construya el poder ciudadano. Y ese es el único poder que podrá salvar al
país del poder injusto y totalitario que nos impone impunemente desde hace
tanto tiempo nuestra clase política dirigente.
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