EL DOLOR
DEL EXILIO.
Este es un
país que no termina por entender toda la problemática relacionada con el dolor
y el extrañamiento que significa el exilio de sus conciudadanos. ¿Cuántos de
nuestros compatriotas no tuvieron más remedio que abandonar a su familia y a su
terruño y afrontar el duro camino del exilio por razones políticas, razones
económicas o por la falta de oportunidades de desarrollo personal y profesional?
Este tema nunca se abordó adecuadamente. Ha habido intentos de acercamientos,
ha habido congresos de exiliados, se ha dejado constancia del deseo de
restaurar el sentimiento de la unidad de la gran nación paraguaya, que desde
adentro no ha sido correspondido. Es como si desde adentro se temiera a los de
afuera. Es lo que ocurre con lo que ha sido una esperanzadora decisión de
permitir el voto de los exiliados. Aquí se bastardea, se dificulta la
inscripción y se especula con recursos de los registros electorales.
Se miente
en los discursos políticos cuando se dice que se quiere el retorno, o el
acercamiento o la cooperación de todos los compatriotas. Nadie sabe cuántos
son, dónde están y ni siquiera cuánto aportan como remesas al país.
Existe el
dolor del exilio, la añoranza o el techaga´u.
A propósito
del exilio, en un material de archivo, Suplemento Femenino del Diario Última
Hora, encontramos la entrevista que se le hizo a Eugenia Nanny Barret, nieta de
Rafael Barret, que regresó al país después de un exilio de 30 años. Aquella vez
comenzó hablando del abuelo, señalando que lamentablemente sigue teniendo
vigencia en el dolor del pueblo paraguayo y del pueblo latinoamericano. No
había odio en sus palabras, más bien se intuía en ellas, el maduro sentimiento
humano de la lucha y la definición de la vida. “Yo soy militante de la especie
humana – indicó – yo soy mujer y conozco toda la sutil represión hacia la
mujer, pero también la siento hacia el obrero y hacia el niño, creo que nos
dividen para dominarnos mejor, por eso tengo una militancia coherente con todos
los frentes que han tenido la necesidad de levantar su voz. Soy un ser
apolítico, soy una persona alérgica a todo tipo de represión. Creo que debía
haber nacido pájaro, porque a mí me gusta demasiado la libertad. Por eso soy
militante de todo lo que esté en contra de las violaciones de los derechos
humanos, y creo que la mejor manera de responder al odio, al mal, es dedicando
mucho amor hacia los demás y hacia nosotros mismos, de manera a mantenernos íntegros”
Y concluyó diciendo: “Después de 30 años de exilio, de que no puedo hablar y estar en mi país,
quiero decirles que si de algo sirve lo que hemos sufrido en el exilio, sin
hacer profesión del exilio, es la urgencia de que todos juntos levantemos al
Paraguay, para que podamos vivir erguidos y con la frente limpia construyendo
la nacionalidad” Qué hermoso mensaje. Es hora de promover planificadamente, el
concurso de esa gran comunidad de compatriotas que viven en el extranjero. Este
es un desafío que deben recoger nuestra
gente, nuestra juventud y todas las organizaciones sociales y por sobre
todo, debe ser un objetivo ineludible de
la política de estado de todo gobierno. Necesitamos más que nunca integridad y
mucho coraje, para sacar adelante a este país tan desquiciado por la corrupción
y el oportunismo.
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