LO QUE NOS
DEJÓ LA OEA.
Se realizó
en nuestro país la 44ª. Asamblea General de la OEA (Organización de Estados Americanos) del 3 al
5 de junio pasado. ¿Qué significó o qué nos dejó este encuentro de los
cancilleres de los países del continente? Un primer impacto importante es haber
puesto al país de nuevo en la agenda internacional luego del aislamiento casi
total a que ha sido sometido después del golpe de estado de junio del 2012. En
ese sentido hay que señalar que cualquiera sea las objeciones que se pueda
sostener contra esta organización, lo importante es que se trata de un espacio
donde hay que estar presente para reclamar los derechos que nos corresponden
como país miembro. Por otra parte, no se puede dejar de valorar algunas
importantes conquistas logradas a través de instituciones como la Corte Interamericano
de los DD. HH. o de las Convenciones como el Pacto de San José y el Protocolo
de San Salvador sobre los derechos económicos, sociales y culturales y la de
Santa Cruz que condena todo tipo de discriminación.
Además cabe señalar que en esta Asamblea se logró a propuesta de Paraguay con
otros países la Declaración de los derechos de los pueblos indígenas y la de Libre Tránsito para los países sin litoral. La duda con respecto a lo que significó esta asamblea está referido al temario del encuentro: Desarrollo con inclusión social. Hay muchas retóricas en las declaraciones y recomendaciones sobre el tema. América Latina y el Caribe siguen teniendo 164 millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. De los 20 países más desiguales del mundo, 12 de ellos están en este continente. El propio Secretario General reconoció abiertamente que el libre mercado no produce la redistribución de la riqueza como se ha venido sosteniendo falsamente. Las desigualdades y la lucha contra la pobreza no son temas solamente económicos, deben traducirse necesariamente en políticas públicas de inversión social. Se habló en esta asamblea de la humanización del capital; una tesis muy difícil de sostener, el capitalismo no se humaniza. La prueba más fehaciente de la inhumanidad del capitalismo, son las legiones de compatriotas que claman en estos momentos ayuda por la emergencia de las inundaciones de sus hogares. En su gran mayoría son familias campesinas que fueron expulsadas de sus tierras por la presión de un modelo económico basado en el afán insaciable de lucro que no repara en los daños medioambientales ni en las personas y comunidades que llegaron a desplazar. Son los discriminados de la pobreza y condenados a la marginación social, cultural y económica. En estos temas la asamblea aportó muy poco, su retórica hasta ahora no ha servido para mucho.
También algunos países cuestionan a la OEA el tutelaje de los EE.UU. Cuestionan que el país sede por mucho tiempo protegió a las peores dictaduras del continente, propició además al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) en perjuicio del desarrollo de los países latinoamericanos, y se erige - dicen - como fiscal de los Derechos Humanos teniendo la prisión de Guantánamo, que es una verguenza para el mundo, por los vejámenes que allí se comete contra sus prisioneros. Sin embargo creemos razonable concluir que la OEA, a pesar de las dudas y objeciones, sigue siendo un espacio importante para las relaciones internacionales de los países de este continente. No se puede dejar de valorar a esta organización, así como a otras tantas que existen actualmente en el concierto de las naciones, las que - más que nunca - deben ser fortalecidas para que sean efectivamente foros de respeto y de la solidaridad entre los pueblos.
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