NO BAJAR LA GUARDIA.
La lucha
por salvar la vida de los cinco huelguistas de hambre en reclamo de su
inocencia y su libertad constituyó una pulseada vibrante entre la ciudadanía,
los movimientos campesinos, organizaciones civiles y de derechos humanos, con
un sistema judicial bastante comprometido con los sectores políticos y
económicos que controlan el poder en nuestro país. Es una hermosa batalla
ganada pero la guerra continúa. La causa de la dignidad ciudadana no deberá
bajar la guardia.
Seguimos
teniendo un parlamento y parlamentarios que se aferran a proteger sus
privilegios en una actitud divorciada de las sentidas necesidades nacionales.
Dicen que son perseguidos, que no se reconoce el sacrificio que supone ser
parlamentarios, y concluyen algunos de ellos sin ambages diciendo ¿para qué
entonces somos parlamentarios si no vamos a tener algunos privilegios? Les
cuesta tanto entender, que cualquier derroche del dinero público es ofensivo,
frente a tantas necesidades y carencias que tiene el país.
Actualmente
reflotan algunos temas que de nuevo requerirán la atención de la ciudadanía.
Por ejemplo, están proponiendo postergar otra vez la vigencia del desbloqueo de
las famosas listas sábanas que obligan a los ciudadanos a votar y no a elegir. Vuelven
también a la carga del control de la Justicia Electoral
y probablemente resurja la intención de colocar de nuevo a los operadores
políticos con todo el peso que aquello representa para el gasto público. Es con
el pretexto de que la Justicia Electoral
es un organismo de control político. No se establece muy bien el rol de los
técnicos en cuanto se refiera a la transparencia y legitimidad de la
institución encargada de administrar la justicia electoral del país.
Se busca
por otra parte descalificar toda investigación fiscal, cuando todo indica que
se debería apoyar a esta institución ante las presunciones de actos de
corrupción en todos los niveles del estado. Incluso últimamente esas
investigaciones apuntan a los mismos miembros de la Corte Suprema de Justicia.
Finalmente,
volviendo al punto de partida, la lucha de nuestros hermanos campesinos, por un
pedazo de tierra y por condiciones de trabajo en el campo que les proporcione
un sustento digno, no puede decaer. El mismo poder ejecutivo, en el primer
intento por recuperar las tierras malhabidas, está encontrándose con un frontón
de dificultades que amenazan el éxito del emprendimiento en la colonia “Santa
Lucía”. La mirada está puesta en esta propuesta porque está poniendo a prueba
la capacidad y la intención de este gobierno sobre este tema.
En todos
estos frentes, la presencia y la participación de la ciudadanía, son factores
demasiado importantes en este esfuerzo por abrir caminos que conduzcan a la
conquista de la verdadera dignidad nacional.
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