LAS TRES
MISERIAS
En su
mensaje de Cuaresma 2014, el Papa Francisco nos recuerda que “los cristianos
estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos
cargo de ellas y realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no
coincide con la pobreza; la miseria es
la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza” Y agrega; “podemos
distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la
miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos
pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona
humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera
necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la
posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su
servicio, su diakonía, para responder a las necesidades y curar estas heridas
que desfiguran el rostro de la humanidad”
El mensaje
del Papa Francisco continúa diciendo: “Nuestros esfuerzos se orientan asimismo
a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad
humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen
de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se
anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto,
es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a
la sobriedad y al compartir”
“No es
menos preocupante la miseria moral – continúa diciendo – que consiste en
convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven
angustiadas porque algunos de sus miembros, a menudo joven, tienen dependencia
del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido
el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han
perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria
por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva
de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de
los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien
podría llamarse casi suicidio incipiente” El Papa Francisco señala que “esta
forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a
la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos
su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la
mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por
un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. El
Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada
ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe
el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama
gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida
eterna” El Santo Padre invoca al
Espíritu Santo para que fortalezca en nosotros la responsabilidad ante la miseria
humana. De su parte asegura su oración por todos los creyentes y pide como
siempre que oremos por el, recordándonos
que en este tiempo cuaresmal de manera especial el Señor nos invita a anunciar
con gozo este mensaje de misericordia y esperanza.
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