LA FALSA NEUTRALIDAD
El Papa Francisco en
su primera misa del año formuló un ferviente llamado para combatir la riada de
miseria en el mundo. No cabe dudas de que esta riada, es la que causa la peor
inundación, porque está producida por “el río de miseria y violencia que crece
cada vez más y pidió vencer la indiferencia y recurrir a la fuerza de la fe
para abrir nuevos caminos que alcancen acuerdos a los que no llegue la
política” Recordó también con la vehemencia propia que le caracteriza “la
multitud de formas de injusticias y de violencia que hieren cada día a la
humanidad” ¿Cómo es posible que perdure
la opresión del hombre contra el hombre – interpeló – que la arrogancia del más
fuerte continúe humillando al más débil,
arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo? Atacó también la falsa neutralidad, esa
actitud que adoptan quienes no se sienten involucrados en la búsqueda de
respuestas a las necesidades y las miserias que sufren los habitantes del
planeta, o en nuestro caso particular, las necesidades y miserias que sufren
nuestros compatriotas. Varios y conocidos son los pretextos utilizados: “El
problema no es conmigo, corresponde a
las autoridades” es una expresión muy común. “¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud si antes nuestros ojos
muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre y de la
persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus
derechos fundamentales? Interroga el Santo Padre. Aseguró además, que toda esta problemática,
esta riada de la violencia alimentada por el pecado, no podrá contra el océano
de la misericordia, precepto al que ha consagrado su “Año Santo Extraordinario”
Todos estamos llamados a sumergirnos en
este océano – siguió diciendo - a dejarnos regenerar para vencer la
indiferencia y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir. Este
mensaje del Santo Padre, nos viene muy oportuno, en este momento en que miles
de familias se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Debemos reconocer y valorar la expresión de
la solidaridad de tanta gente, desde todos los niveles, acercando sus ayudas
para hacer más llevadera esta grave situación que afecta nuestro país. Pero no
podemos olvidar que los problemas de las inundaciones son cíclicos, y que lamentablemente
por las imprevisiones, por la falta de planificación, casi siempre nos toma de
sorpresa y se recurre a improvisaciones. “Este río de miseria y violencia
que crece cada vez más” como lo dice el Santo Padre, debe tener una respuesta
política, debe ser planteado como un grave problema social y humano, con todas
sus implicancias de injusticias y marginalidad y debe ser tratado como un
problema serio del mismo Estado. No
puede ser que las mezquindades políticas partidarias sigan retrasando e
impidiendo el planteamiento de soluciones más permanentes. Una problemática de
esta naturaleza, una cuestión social de esta envergadura, debe traducirse
necesariamente en una cuestión política y de política de Estado. Es muy
auspicioso ser solidario pero la solidaridad en este caso debe ser mucho más
comprometedora. Utilizar el pretexto de
la falsa neutralidad, en esta situación, es una grave irresponsabilidad, una
verdadera traición a millares de compatriotas que, lamentablemente, seguirán
chapoteando en esta riada de la miseria que se repite cada cierto tiempo y que
ya no se debe permitir.
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