MÁS CÁRCELES MENOS
SEGURIDAD
En mi opinión no
resultó muy feliz la declaración de toma de posesión de la nueva Ministra de
Justicia, oportunidad en que comunicó que seguirá con la propuesta de su
antecesora de la construcción de tres nuevas cárceles. Habló solamente de
cárceles, de más cárceles, es decir de la parte punitiva dejando de mencionar
otros aspectos muy importantes de la justicia. Quizás esté acertada en su
preocupación por las gravísimas condiciones de hacinamiento en las principales
cárceles del país debido a la superpoblación reinante. Recordemos que en Tacumbú con capacidad para 1.500 internos, la
población ronda los 5000; en Ciudad del
Este, de 3.219 internos en el año 2.000 se pasó para el 2015 a 11.832 internos.
Tampoco dan abasto las cárceles regionales. Pero la Señora Ministra no habló de
los programas de recuperación, no habló tampoco de la tremenda mora judicial lo
que hace que el 75 % de los internos no tengan condena y estén allí sin jueces,
sin abogados, sin defensores públicos. No habló tampoco de mejorar la
aplicación de las medidas alternativas de prisión para las personas que pueden
soportar su proceso en libertad. En este punto hay que decir que aparentemente
se viene cometiendo errores al conceder esta medida a personas que tienen
antecedentes y por lo tanto son reincidentes. El mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, solicitó al Poder
Judicial que pare el ingreso en la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este,
de personas que puedan soportar su proceso en libertad, ya que aquella cárcel
se constituye en una bomba de tiempo debido a la superpoblación. El comisionado
de la organización mencionada en esa zona, explicó que el problema responde a
múltiples causas, pero destacó en especial la existencia de una cultura punitiva,
que tiende a aumentar las penas e ingresar mayor cantidad de personas a las
cárceles, cuando esto en realidad contribuye a agravar el problema de la
inseguridad y la violencia, antes que a solucionarlo. Otro colega suyo, cuando se le consultó su opinión sobre la posibilidad
de aumentar las penas carcelarias, manifestó estar en contra, porque en un solo
año, en nuestras cárceles, ya se le causa a un presidiario los más graves daños
de toda su vida. La gente cree, que
el Derecho Penal, es para agravar las penas, cuando que en realidad es para
proteger a las personas del abuso de esas penas. La triste realidad es que la
seguridad no mejora con más cárceles, con más policías, o comprometiendo
constitucionalmente a militares en la represión. Los números cantan, las
mayores inversiones presupuestarias en los organismos de seguridad del año
anterior, no arrojaron disminución de la delincuencia, al contrario,
aumentó casi al 20 % el robo y la
inseguridad en las calles. La
seguridad va a mejorar si mejoran las condiciones de vida, si hay educación y
más dignidad en la gente, si nadie pasa hambre, si hay trabajo digno. La
seguridad va a mejorar si hay menos corrupción. Si en vez de rateros, los
grandes ladrones son condenados a devolver lo robado y si en verdad toda la
sociedad pueda sentir que por fin se vive en un clima de respeto, de justicia y
de libertad.
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