CONCERTACIÓN NACIONAL
Es tiempo de pensar
seriamente en la situación del país. Las recientes elecciones municipales nos
dieron una pista interesante: La ciudadanía está cansada de la pillería
política, y demostró tener capacidad para liberarse de los cánones partidarios
y castigar a los corruptos. Se ha roto el mito de la obediencia partidaria y al
parecer también la adhesión ciega a las banderías políticas. El país se
está volviendo inviable. Se sabe que hay que invertir más en educación,
vivienda y salud. Pero nuestro presupuesto general de gastos de la nación ya es
deficitario. Nuestro joven Ministro de
Hacienda advierte una y otra vez, que no existen recursos para cubrir los
gastos mínimos esenciales y que de mantenerse los aumentos presupuestarios, se
tendrá que reducir seriamente la inversión social. Mientras tanto, nos
enrostran con un escandaloso despilfarro generalizado de los recursos
provenientes de las hidroeléctricas en concepto de royalties y Fondo Nacional
de Desarrollo. Una gran camada de intendentes y concejales se han vuelto
millonarios de manera totalmente impune, sin ser investigados y mucho menos
imputados. El país aumenta peligrosamente sus deudas interna y externa y es
impensable que se preste dinero para pagar salarios y beneficios del funcionariado
público. No mejoran las recaudaciones
impositivas y la evasión es muy significativa. Es necesario instalar un gran
debate ciudadano a nivel de todo el país y debe ser desde ahora. Solamente se
cuenta con un año y medio porque en el segundo semestre del 2017 habrá
elecciones internas y en el 2018 las generales. Ya existen algunas iniciativas
en algunos estamentos sociales y sectores políticos que deben ser alentadas.
Pero al mismo tiempo creemos que se tiene que crear una instancia de líderes
calificados con capacidad de orientar todo el proceso. Los partidos
políticos así como están carecen de autoridad moral para orientar un proceso de
esta naturaleza. En ese sentido han fracasado, carecen de liderazgos propios,
han recurrido a outsider y no tienen control real sobre sus afiliados y sus
administraciones son prebendarías y clientelistas, un fracaso. No se trata de prescindir de los partidos
políticos, sino de relegarlos inicialmente de este debate ciudadano que deberá tener la suficiente amplitud para
motivar a los mejores ciudadanos y ciudadanas a debatir un proyecto político
nacional. En un reciente programa televisivo con participación de
representantes de grupos políticos de la oposición se cayó en el simplismo de
sumar los votos obtenidos por el oficialismo y la oposición y concluir que se
puede ganar al Partido Colorado en las elecciones nacionales próximas, y ya se
intentó en pensar en candidatos posibles. Hasta que alguien planteó que primero
hay que discutir para qué se quiere acceder al gobierno, porque si es para
hacer lo mismo, no vale la pena. Señaló que una primera etapa del gran debate
es para ponerse de acuerdo sobre un objetivo básico. Ese es el tema. ¿Qué país
queremos construir juntos? En este
debate fundamental están llamados los líderes de todos los partidos y
movimientos que estén de acuerdo con este propósito. El perfil del candidato se
discutirá después. El tema es desafiante y muy amplio y no se puede agotar de
una sola vez. Lo importante es estar abierto a este debate porque el país se
merece esta preocupación y más que nunca lo necesita.
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