UNA DÉCADA DEL NO AL
ALCA.
Un hecho importante
en la historia de la defensa de la dignidad de
América Latina tuvo lugar un día como hoy, 5 de noviembre pero de 2005.
Fue durante la Conferencia Interamericana reunida en Mar del Plata, República
Argentina. No figuraba en la Agenda aquella vez pero el tratamiento del tema
fue forzado por Canadá. Se trataba de la imposición del Tratado del ALCA (ÁREA
DE LIBRE COMERCIO DE LAS AMÉRICAS) impulsado con una fuerza inusitada por
Estados Unidos y Canadá en todo el continente. Méjico ya lo había acordado
y al poco tiempo su producción agrícola, en especial del maíz había sufrido
serios contratiempos. Todos los países centroamericanos ya se habían embarcado
en la gran aventura, a excepción de Cuba, y también lo habían aceptado algunos
de los países de América del Sur, menos Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y
Paraguay. Quiero destacar en esta
ocasión que en nuestro país se llevó a cabo una campaña intensa contra el ALCA
en la que tuvimos la experiencia de participación activa desde la Pastoral
Social Nacional dentro de una red nacional de la sociedad civil. Fueron
publicados folletos, afiches, libros y varias jornadas y conferencias fueron
dedicadas al tema. Ya estaba Lula en el Brasil, Néstor Kirchner en la
Argentina, Hugo Chávez en Venezuela, Tabaré Vázquez en el Uruguay y Nicanor Duarte Frutos en Paraguay. Estos son
los Presidentes de países de América Latina, que dieron el no definitivo al
tratado del ALCA. Es importante este
acontecimiento porque marcó una época de resurgimiento de la conciencia
latinoamericana de autonomía que dio lugar a la creación de UNASUR (Unión de
las Naciones del Sur) desluciendo a la OEA que fue siempre sometido a los
Estados Unidos. En realidad hay que reconocer que el liderazgo principal le
correspondió a Lula del Brasil. Pero ¿En
qué consistía el ALCA y cuál fue el motivo principal del rechazo? Ya el nombre
lo dice: Área de Libre Comercio. Todos los países de América Latina, debían
abrir sus fronteras para los productos de Estados Unidos y Canadá, países que a
su vez se proponían abrir sus fronteras para las exportaciones de nuestros
países. Sonaba lindo, pero comenzaron
a surgir las dudas respecto a la posibilidad de intercambiar productos
de un país pequeño con el gran mercado norteamericano. Lo único que se podía exportar son los productos agrícolas. Pero de ahí
surgió el gran pero. No se podía competir en el mercado norteamericano porque
los Estados Unidos subsidiaban a sus productores agrícolas y no estaban
dispuestos a suprimir este subsidio. Pero hay más. El subsidio no era para
proteger el mercado interno, sino que también los Estados Unidos exportaban
esos productos agrícolas con el precio subsidiado. Es lo que le pasó a
Méjico con su maíz, y personalmente para mí fue doloroso confirmar que Haití,
el país más pobre del continente importaba productos agrícolas norteamericanos
con el precio subsidiado anulándose la producción agrícola local. Es importante recordar esta fecha, porque
la gran potencia del norte, no renunció nunca a su propuesta del ALCA. Le dio
nuevos nombres, como la Alianza del Pacífico, y sigue al acecho. Los países de
América Latina tienen que fortalecer sus organizaciones regionales para
defender su autonomía y en todo caso, negociar en mejores condiciones. Pero no
sólo importan los negocios, también está en juego la dignidad de nuestros
pueblos que unidos y fortalecidos, tienen mucho que aportar a un mundo cada vez
más globalizado.
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