EL PLANETA DEPENDE DE
NOSOTROS.
Todavía no está
encarnada en la gente de que lo que hacemos o dejamos de hacer tiene incidencia
en la conservación del planeta que habitamos. Cuando se habla de planeta,
pareciera ser que estamos hablando de algo muy distante o lejano, de espacio
muy extenso o de añares de futuro. Sin embargo el problema ya es de hoy y ya
nos afecta muy directamente. Es hora de entender que los días calurosos que
nos agobian y que hacen que este año tengamos la temperatura más elevada de la
historia, con el agravante de que en 2016 será peor, ya no resultan de hechos
casuales de la naturaleza. Si es de la
naturaleza pero de una naturaleza dañada o modificada por todos nosotros. Así también ocurre con las lluvias, las
inundaciones, las tormentas y con los ciclos de grandes sequías. Ya no podemos
decir simplemente, es la “voluntad de Dios” Para los creyentes, se puede
convenir que Dios ha puesto una ley que rige la naturaleza, pero ha dado
también como mandato que el hombre conozca y respete esas leyes. Si no se respeta esas leyes, la naturaleza
se podrá volver hostil para el hombre. Creer o no creer en Dios, no nos libera
de la responsabilidad de aceptar y de reconocer la obligación que tenemos de
cuidar el planeta en el que vivimos, cualquiera sea el país, la zona o la
región que nos corresponda. A nivel de los gobiernos, desde hace un tiempo
esta preocupación por el clima y el medio ambiente es tema de conferencias
mundiales. La 1ª. Conferencia fue en
Estocolmo, Suecia, en 1972, siguió en Río de Janeiro en 1992 y en Kyoto Japón
en 1997, dónde fueron acordados la reducción de gas de efecto invernadero, de
ahí su sigla: GEI, pero importantes países como los EE.UU. no suscribieron este
acuerdo, a pesar de ser responsable del 50% de las emisiones de GEI. Otras
tentativas de acuerdo fracasaron en Copenague, Durbán y Lima, a pesar del cada
vez más grave deterioro de las condiciones climáticas del planeta. Por eso toda la atención está concentrada
en este momento sobre la Conferencia de Clima en París que se inicia el 30 de
noviembre y concluirá el 11 de diciembre. Comprometieron su asistencia 147
jefes de Estado, 3.000 periodistas y otros 40.000 participantes entre delegados
de la ONU, ONGs y sociedad civil. Nadie puede estar indiferente ante este
acontecimiento mundial. El cambio climático tiene consecuencias catastróficas
que podrían suponer el fin de la humanidad.
Desde Paraguay podemos recordar que el propio Presidente de la República tomará
parte de este evento, y que nosotros, tenemos la oportunidad de ser parte de la
marcha mundial contra la destrucción del medio ambiente. Bajo iniciativa de la
poderosa ONG AVAAZ, se llevará a cabo este domingo, desde las 9 horas, en la
Costanera la Marcha de Asunción, hasta donde estamos llamados a concurrir con
nuestras pancartas y leyendas exigiendo detener la destrucción del medio
ambiente, la deforestación cada vez más creciente, y formular la propuesta de
la eliminación cada vez más significativa de la utilización de la energía del
petróleo, reemplazándola por energía limpia como la electricidad que producen
nuestras grandes empresas hidroeléctricas. Paraguay tiene mucho que aportar
y mucho por defender en el tema del medio ambiente. El país se llena de plagas, nuestros bosques desaparecen y nuestros
ríos se contaminan. Tenemos que adoptar posturas y proclamar presencia. Hay que
recordar que sin esta presencia ciudadana, podemos ser uno de los primeros en sufrir
las peores consecuencias del desastre del medio ambiente.
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