VOTEN AL PARTIDO
Como una forma de
reconocer que varios de los candidatos a la intendencia, especialmente entre
los que aspiran a la reelección, generan fuerte resistencia interna, uno de los
calificados líderes de la Asociación Nacional Republicana, Presidente de la
Cámara de Diputados de la Nación, exhortó con vehemencia a sus
correligionarios: “Si no están dispuestos a votar por nuestros candidatos
decídanse a votar por el partido” Pero los cargos son personales y la
responsabilidad también. La resistencia no es gratuita, es el resultado de una
pobrísima gestión, de notorio incumplimiento de promesas electorales, y hasta
de serias sospechas de lesión de confianza.
Desde el punto de vista de la responsabilidad legal el partido no existe. Es
cierto que ejerció y ejerce la defensa de sus correligionarios partidarios
acusados usando toda la influencia que tiene en el poder judicial para diferir
y diluir en todo lo posible las causas abiertas por las imputaciones y de esa
manera mantener las respectivas candidaturas. Esta misma situación se ha
dado en el Partido Liberal Radical Auténtico cuyos miembros en algunos casos como
en la Ciudad de Ñemby se manifestaron en patotas para defender al candidato a
la reelección. Es decir esta situación
no es patrimonio de un solo partido, ni tampoco se trata de situaciones
ocasionales. La gravedad de este hecho radica en trastocar los fines de los
partidos políticos, colocando a los mismos por encima de los intereses
nacionales y comunitarios. Interesa más el partido que el país, interesa
más el partido que los ciudadanos de un municipio. En el caso de los funcionarios públicos la contradicción queda más
palpable. En el Art. 101 de la Constitución Nacional se establece que los
funcionarios públicos están al servicio exclusivo de la nación, pero en los
tiempos electorales están al servicio del partido y votan al partido. Los
partidos no se hacen responsables de los daños que eventualmente se han causado
en su nombre a los intereses nacionales y a los intereses ciudadanos. Los
partidos políticos organizaciones necesarias en los sistemas democráticos de
los estados no deben desnaturalizarse convirtiéndose en instrumentos de
protección a los potenciales delincuentes que deben asumir sus
responsabilidades en los estrados judiciales. Ni siquiera para diferir sus causas porque eso implica connivencia con
la impunidad de las causas pendientes. Ojalá alguna vez se modifique el Código
Penal y se declaren imprescriptibles los delitos contra los bienes del Estado.
Eso hará que nunca un funcionario deshonesto termine disfrutando del dinero mal
habido. La ciudadanía debe saber que
definitivamente en estas elecciones no votan por un partido, votan por las
autoridades de sus municipios. Y deben acudir masivamente a las urnas. Un gran porcentaje de participación es
garantía del ejercicio de la voluntad soberana. Se tiene que superar las
estructuras de la corrupción y el clientelismo que siguen comprometiendo
seriamente el presente y el futuro de nuestra sociedad. El ejercicio responsable del poder del voto es
el único camino que nos queda para intentar cambiar el destino de nuestra
nación.
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