QUERENCIA.
La
atracción del retorno al lugar de donde uno proviene. Lugar en que se ha nacido o en el que se ha
vivido mucho tiempo. Es tan fuerte este sentimiento en todo ser humano, pero
pareciera ser que se acentúa aún más en el paraguayo o en la paraguaya. El
“techaga u”, o la nostalgia acompaña y quebranta al connacional que ha dejado
su “valle”, a sus amigos, a sus familiares y a sus mejores recuerdos. Siempre
subsiste el deseo de regresar al lugar de la infancia y de la juventud. Por más
grande que sea la distancia o el tiempo de la ausencia. Es posible que las
nuevas generaciones ya no estén enteradas de aquella pieza teatral de Néstor
Romero Valdovino titulada “Hilario en Buenos Aires” representada por el gran
Ernesto Báez y su Compañía, que describe un poco la problemática de la
migración paraguaya en la capital porteña. Aquella obra no se adentraba en
desentrañar el problema migratorio, sino fundamentalmente se orientaba a
describir el deseo de volver al lugar de los mejores recuerdos. Hilario estaba
bien en Buenos Aires, tenía un buen trabajo y sus patrones le apreciaban mucho.
Pero un día decidió regresar. Cuando le comunicó a sus empleadores su decisión
de retorno, estos le preguntaron: ¿Pero porqué Hilario, si aquí estas muy bien
y nosotros te apreciamos mucho? Y no sé patrón, ahechagaú che reta ha che valle
(tengo añoranza de mi país y de mi pueblo) le contesta. Y así Hilario, un día
juntó sus pocas pertenencias y regresó a Paraguay.
A veces se
trata de una migración interna donde la distancia no es muy significativa, pero
de igual manera el retorno no está nada facilitado, ya sea por el trabajo, por
las ocupaciones o por los familiares.
Algo de eso
nos ocurrió a mí y a mi señora cuando en estos días realizamos una breve visita
a la ciudad de Concepción. La encontramos linda, pujante, ordenada. El motivo
de la visita también ayudó a las remembranzas, porque se trató de un encuentro
de excompañeros de trabajo. Fue importante confirmar que cada lugar encontrado
en el recorrido tenía una significación especial. Que muchas de las personas
que aún habitan la ciudad influyeron en nuestra formación y de alguna manera,
constituyeron con nosotros, la comunidad espiritual que nos ayudó a forjar el
contexto real de nuestras vidas y las de nuestros familiares. Los momentos
vividos fueron hermosos, emotivos y subyugantes. Este retorno a la raíz es
siempre importante. Nos ayuda a definir y fortalecer una identidad tan
necesaria para poder acometer la tarea de ser parte de un mundo cada vez más
complejo y desafiante. La querencia es un bello sentimiento que por suerte nos
permite remontarnos por encima del discernimiento de la razón o de la
conveniencia. Nos permite sentirnos como seres humanos.
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