LIBERADO 30
AÑOS DESPUÉS
Así como la
violación de uno de los derechos humanos de una persona en cualquier parte del
mundo debe afectarnos a todos por la dimensión universal de los mismos, así
también la injusticia que se cometa contra cualquier semejante en cualquier
parte del mundo de alguna manera nos afecta. Este pensamiento viene al caso
para pensar y solidarizarnos con un hombre que tras permanecer 30 años en el
corredor de la muerte de una prisión fue liberado tras hallarse las pruebas de
que era inocente. La información difundida por la Agencia France Press y
publicada en el diario Ultima Hora en su edición del jueves 13 de marzo, da
cuenta de que Glenn Ford de 64 años de edad, de raza negra, recluído en una
cárcel para condenados a muerte, en Lousiana, EE.UU, recuperó su libertad,
luego que un Tribunal dejara sin efecto su condena por asesinato, tras hallarse
pruebas de que no era culpable. El tribunal que le condenó estaba integrado
totalmente por blancos. Amnesty International en EE.UU. destacó en un
comunicado que “el caso de Glenn Ford es la prueba viviente de cuán imperfecto
es realmente nuestro sistema de justicia” Le pagarán importantes
indemnizaciones pero quién le devuelve los 30 años de vida. Una primera lección
es que la discriminación racial puede ser y lo ha sido, causante de muchas
injusticias en el sistema penal norteamericano. La segunda lección es
recordarnos la gran importancia que tiene el principio latino que dice que
“siempre será mejor liberar a un culpable que condenar a un inocente”. Qué
grave y doloroso es que se condene a un inocente. Como tercera lección este
hecho nos retrotrae a pensar en los cinco hermanos nuestros que están detenidos
por el caso de Curuguaty, que están al borde de la muerte debido a la huelga de
hambre que han emprendido en defensa de sus libertades porque se consideran
inocentes. ¿Quién les pagará por la vida si mueren y se comprueba la inocencia
de los mismos? ¿Quién les indemnizará por los daños que ya se les ha causado? Al
norteamericano Glenn Ford le condenó la discriminación racial, a los presos de
Curuguaty está condenando la discriminación social y política. Con un burdo
manejo del proceso, con imputaciones falaces e infantiles totalmente
insostenibles jurídica y racionalmente como lo han demostrado sus propios
defensores e importantes profesionales nacionales e internacionales del
derecho.
La
injusticia que se cometa con uno de ellos nos afecta y nos interesa a todos,
porque a todos nos interesa el sistema jurídico que tenemos porque también
nosotros podemos ser víctimas. La defensa de la institución de la justicia es
sin duda el valor más importante que debe defender y proteger una sociedad para
vivir en paz y dignificar la vida.
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