SINDICALISMO Y
CRUCIFIXIÓN
Ya no bastan las
huelgas ni tampoco las crucifixiones. Y hasta es posible que ni siquiera basten
las muertes. Eso parece indicarnos la situación de los 51 choferes
despedidos de la empresa de transporte La Limpeña Línea 49. Hace más de un mes
que están en huelga y 10 de ellos están crucificados. Ante la indiferencia de las autoridades pertinentes decidieron peregrinar
desde la ciudad de Limpio hasta Asunción, llevando en carretas impulsadas por
los mismos trabajadores, a sus crucificados. El grave delito cometido fue
intentar organizarse en sindicato para reclamar una serie de derechos que les
son retaceados. Intentar organizarse en
sindicato es uno de los delitos más grave que se pueda cometer, últimamente,
para la parte patronal. Pensar que en este caso el propietario de la empresa,
según lo publica el Diario Última Hora, en su edición del viernes 31 de julio pasado,
es nada menos que un Diputado Nacional, justo un legislador, alguien encargado
de proveer de leyes que sean justas y precautelar el cumplimiento de las leyes
de la República. Desde ese punto de vista es totalmente incomprensible esta
situación. La empresa hacía trabajar 16 horas a los choferes, un horario
inhumano y abusivo sin las compensaciones correspondientes en detrimento de sus
fundamentales derechos laborales. La parte empresarial dijo que ya tiene una
posición asumida, negociará el retorno con 27 trabajadores y no con los 24
restantes. ¿Quiénes conforman estos restantes? Los dirigentes del nuevo
sindicato. Ya se cubrió las
indemnizaciones afirman, pero no se trata en este caso de indemnizaciones,
porque la organización de un sindicato no debería ser nunca un causal de
despido y lamentablemente este derecho no está defendido ni garantizado por el
Ministerio de Trabajo. Habrá más crucificados y otros tantos se coserán las
bocas, como una señal de silencio, o de silenciamiento de los trabajadores castigados
por reclamar sus derechos. Este caso de los trabajadores de la empresa La
Limpeña, por las medidas extremas asumidas, ha tomado estado público. Pero la situación laboral de los
trabajadores de este país está empeorando cada vez más. Existen miles de
trabajadores sometidos a escarnio y a permanentes violaciones de sus derechos
laborales que están en silencio, que no pueden organizarse, que ni siquiera
pueden hablar por la amenaza del despido. Todos los días se habla de más
empresas maquiladoras, de más frigoríficos, de más supermercados, de más
puestos de trabajo pero no se asegura ni se defiende el cumplimiento de las
leyes laborales básicas. Las ofertas de inversiones no deberían ser
nunca en detrimento de los derechos fundamentales de los trabajadores del país.
Publicaron en una columnita perdida, las
importantes declaraciones de la Senadora Nacional Blanca Ovelar, quién denunció
que los frigoríficos explotan a compatriotas. Le informaron que en tiempos de
zafra, entran a las 4 de mañana y salen a las 7 de la tarde, sin horas extras,
sin sindicatos, sin reclamos y en silencio. Lo mismo está ocurriendo con los
supermercados, agregó. “Estoy aterrada, tenemos que hacer algo, pedir informe
al Ministerio de Trabajo” concluyó. Si
en estas condiciones vamos a superar nuestra pobreza, es preocupante. Es
inhumano e injusto, que para conseguir el pedazo de pan diario, tengamos que
crucificarnos, envilecernos y humillarnos. Este no es el proyecto país al que
tenemos derecho. Necesitamos un país que
nos permita vivir con dignidad.
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