SANTIAGO DIMAS ARANDA
Falleció el autor de “Sangre de tierra y Luna” (1960),
Santiago Dimas Aranda. Perteneció a la llamada Generación del 50 y le tocó
batallar en la más dura época de la dictadura y la persecución. También le
pertenecen “Metal es la fragancia” (1974) y “Fragancia de raíces” (1983) entre
sus obras poéticas. El poeta y escritor Luis María Martínez, al referirse a
Santiago Dimas Aranda, señala que: “Fue uno de los más grandes escritores que
tuvimos en el Paraguay. Tiene dos obras prácticamente clásicas, una es “Antología
del silencio” y la otra, “La pesadilla” Fue muy modesto y dedicado a su arte. Por su parte el escritor Aníbal Fadlala
reconoció que fue su amigo de toda la vida y que además de contar con una gran
producción poética, fue un gran luchador (Diario Última Hora, 6 de agosto de
2015) En su homenaje y recordación trascribo este poema que le pertenece:
CHACARITA
No puede usted, señor, vivir sin ver la vida.
Esta vida con cuatro palos verdes
y arpillera tendida.
Usted que calla dolores que
avergüenzan,
usted que tiene voz pulida
y que viene
con su máquina nueva y garantida
no puede usted vivir sin ver la
vida.
Deje su Mercedes Benz arriba
y ausculte con nosotros aquí
abajo
esta ingente condición de ser
nadie.
Y cuando vuelva al mundo, diga
que es la vida
en esta horrenda orilla de los
hombres.
Aquí donde la noche tiene
un corazón que duerme con niños y
con víboras
y dónde, a la mañana, el sol, si llega,
se detiene sin saludar, afuera.
Venga, señor,
y diga si esta choza tiene
lo suficiente para morir en ella.
Si algún pincel mojarse aquí
quisiera
con la plúmbea merced de las
estrellas,
si son libres de veras estos
hombres
en esta libre muerte que es tan
nuestra.
Más, no se apiade, por Dios…
Esta es la guerra, donde el gran
agresor
es el ser casi basura, y lidiar
viviendo a muerte viva todo el
tiempo
masticando la lengua en la
tormenta.
Venga y pise, señor,
aquí donde la arena es tierna
y se ajusta a los pies cual si
quisiera
metérsenos adentro, señor.
Aquí donde la gente nace enferma
tan pequeña de ardor que ya no
siente
ni su amor a la vida
ni su miedo a la muerte.
Solo un metro por dos
se necesita aquí para volverse
tierra.
Para vivir, señor
cuánta muerte y dolor
cuánta violencia!
Deje el Mercedes Benz y entre.
Lograremos una orillera brisa
bien oliente
genuino vino de sudor y ajenjo,
legítimo pastel de arena nuestra,
una dosis de tierra tierna y
mansa
que no venden el gringo y la
balanza,
vieja sal y mística pimienta
para que lleve usted en su cabeza
lo que este pueblo aguanta en la
garganta.
(Del poeta paraguayo, Santiago
Dimas Aranda, publicado en la revista MUNDO NUEVO N° 47, mayo de 1970)
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