¿QUIÉN DEFIENDE AL IPS?
Es incuantificable el daño que se le viene ocasionando al
Instituto de Previsión Social a través de una política prebendaría y
clientelista que se le impone desde el Poder Ejecutivo y desde la corrupta
clase política. El IPS es un ente autárquico con personería jurídica y
patrimonio propio conforme se establece en el Art. 4 de su Carta Orgánica. La institución
es propiedad principalmente de sus aportantes, empleadores y trabajadores, y de
sus jubilados y pensionados, además del Estado a través del Poder Ejecutivo que
nombra a su Presidente y a los Miembros de su Consejo de Administración. Sin
embargo en la práctica la institución es manejada como si fuera totalmente del
Estado a pesar de que el mismo ni siquiera aporta el porcentaje de
contrapartida establecido en la legislación vigente. En estos días se anuncia
la decisión de cubrir una deuda pendiente de aportes del Ministerio de
Educación de 50 millones de dólares por la vía de colocación de bonos. Será sin
lugar a dudas una gran ayuda para mejorar el deficiente servicio de atención a
los beneficiarios y la provisión de
medicamentos. Todavía seguirán pendientes
unos 300 millones de dólares que conforman la deuda histórica del Estado para
con el IPS, por el incumplimiento del aporte del 1.5% por cada asegurado. El
constante atropello a los intereses de la institución y por lo tanto de los
asegurados tiene varios frentes. Uno de ellos se da desde el mismo Parlamento
con propuestas de leyes inconsultas y sin fundamentos, manejadas dentro del
clientelismo populistas que arremeten con la intención de cargar a la institución
con colectivo de asegurados que amenazan con colapsar la institución, porque en
los planteos son desconocidos o desconsiderados los cálculos actuariales
necesarios para la sostenibilidad del sistema jubilatorio. Por otro lado, una
red de jueces, abogados e incluso médicos, desangra al Instituto de Previsión
Social a través de amparos judiciales con un costo de aproximadamente 60 mil
millones de guaraníes anuales. Estos amparos son planteados por pacientes que
no son asegurados para ser atendidos en áreas complejas como terapia intensiva,
hemodiálisis, quimioterapia o incluso retiran costosas drogas oncológicas. La
cuestión de los amparos es una vieja discusión entre jueces y el IPS. Los
magistrados alegan el derecho a la vida garantizado en la Constitución
Nacional. Esta garantía le corresponde al Estado y en todo caso esos costos
deberían ser asumidos por el mismo Estado y no se tendría porque cargar a la
espalda de los asegurados. La responsabilidad final es del Ministerio de Salud
Pública y Bienestar Social. Es decir del Estado. De un estado que no cubre sus compromisos de aportes.
¿Quién defiende al IPS? En primer lugar deberían ser los miembros del Consejo
de Administración que representan a los empleadores, a los trabajadores y a los jubilados y pensionados. Estos son
nombrados por el Poder Ejecutivo a través de las ternas propuestas por las
entidades representadas. ¿Cómo son elegidas esas ternas? ¿Con qué propuestas y
programas? Nada, silencio, irresponsabilidad. La Carta Orgánica, tenía previstos
inicialmente dos representantes para empleadores y para los trabajadores. Pero esto fue modificado por la Ley 98/92,
que deja una representación a cada sector. Actualmente el Estado controla las
decisiones con los representantes del Ministerio de Salud y el Ministerio de
Trabajo, más el doble voto del Presidente. La prensa y toda la ciudadanía no
pueden estar calladas y ausentes. El IPS abre el camino para el seguro
universal a través de la Ley 4933/13 que autoriza la afiliación voluntaria de
trabajadores independientes, amas de casa y trabajadores domésticos. Sería un
grave error destruir el IPS y que la salud quede a merced del actualmente deficiente
servicio público o del engañoso servicio privado explotador.
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