LA PASCUA POSTERGADA
Llegó la Pascua de Resurrección. Se encendieron los
cirios. Se cantó el aleluya. Se proclamó
por todos los vientos que el Señor resucitó.
Para los cristianos es un momento muy especial porque es el acto central
de la verdad de fe, de la proclama del perdón y de la resurrección. Es tiempo
de reflexión sobre la relación vital con el Creador y el compromiso asumido
desde la perspectiva de la fe. El compromiso de vivir y de pensar en comunidad.
El compromiso de ser partícipe en la construcción de una sociedad basada en la
justicia y en la solidaridad. Ya se apagaron los cirios y los ecos de los
cantos se volvieron silencio. El retorno a la cotidianeidad nos devuelve a la
tensión de la lucha diaria. Para muchos de nuestros hermanos el significado de
la pascua, del paso de una orilla a otra, del paso de una condición de vida a
otra, por más ánimo que se tenga, carecerá de sentido. La pobreza y la pobreza
extrema seguirán golpeando. Se ha ahondado la pobreza extrema. Más de 700.000 compatriotas sufren hambre. 1.300.000 personas no han tenido acceso a los
servicios de salud. Nuestro país es tema de preocupación de importantes
organismos de las Naciones Unidas. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de la (ONU) expresó su preocupación sobre la “persistencia del alto
índice de pobreza en el país, así como el desempleo y subempleo y que Paraguay
no cuente aún con un sistema de protección social universal”. Preocupa además
la baja recaudación fiscal que limita la inversión del gasto público social y que las medidas contra la corrupción sigan
siendo inadecuadas especialmente por la falta de independencia del poder
judicial. La pascua seguirá siendo
postergada para los campesinos que luchan por el acceso a tierra, para los que luchan contra la contaminación
de los agroquímicos, para los que no tienen acceso a la salud gratuita y para los que carecen de
viviendas. Seguirá postergada para los
campesinos e indígenas que están siendo expulsados de sus tierras, para las
familias guarecidas bajo precarias carpas en los bañados y en las periferias de
las ciudades. Va a resultar muy dura de entender el significado de las Pascuas
de Resurrección para las familias que
tienen que solventar sus gastos
de alimentación y de transportes con un promedio de ingreso de l0.000 guaraníes
diarios. Estas Pascuas de Resurrección para muchos de nuestros hermanos no
serán más que engañosos anuncios de promesas incumplidas, de condenas de seguir
viviendo en condiciones infrahumanas en permanente violación de los más
sagrados derechos humanos fundamentales. Todo ante la mirada indiferente de los
detentadores de poder político y económico. No hay una política de estado para
superar la gran brecha de la desigualdad causante de este estado de marginación
y pobreza de nuestro país. En este punto y a modo de conclusión recordamos lo
afirmado en fecha reciente por el sociólogo compatriota José Carlos Rodríguez:
“Está empeorando la desigualdad en nuestro país como una enfermedad crónica
intolerablemente injusta. De continuar así, en esta orientación, nuestro pueblo
no tendrá otro futuro que no sea el del infortunio”
Comentarios
Publicar un comentario