UN PAÍS EN LA LEJANÍA.
No hablamos
de la lejanía de la distancia. Tampoco hablamos de la lejanía del tiempo o de
la añoranza. Hablamos de otro tipo de lejanía. Nos referimos a lo lejano que
está ese país que soñamos y al que tenemos derecho como pueblo. Nos referimos a ese país al que alguna vez se
refirió la cantante Teresa Parodi en la “Canción para Verónica” dedicada a su
propia hija: “El país que soné que tu habitaras, aún nos cuesta dolor, sudor y
lágrimas”. Una expresión que conlleva el
dolor de un sueño que se proyecta en el tiempo, en la lejanía. ¿Dónde estará
ese país que soñamos para nuestros hijos y todos nuestros descendientes? ¿Será
tanta la distancia?
¿Estamos
avanzando hacia esa utopía o estamos retrocediendo? ¿Cuánto tiempo tenemos que
peregrinar? ¿Dónde están o cuando nacerán los líderes que conducirán a nuestro
pueblo hacia esa meta?
Son
preguntas e interpelaciones que de manera más especial nos atrapan en estos
días ante la revelación de la forma en que se malgastan y se dilapidan nuestros
recursos.
En estos
últimos días cobró relevancia la información de los sueldos percibidos más
bonificaciones en los entes binacionales, en el parlamento, en los ministerios
e instituciones de la República. Un
chofer gana más que el titular del Poder Ejecutivo, se abusó en la creación de
jefaturas, se distribuyó cargos y categorías sin límites
ni criterios de racionalidad desatando un vendaval de corrupción e impunidad.
El
despilfarro no se agota con los abusivos salarios; está presente también en las
licitaciones amañadas, los pagos por obras no realizadas, la evasión de
impuestos, la falsificación de documentos de egresos, los préstamos
incobrables, el tráfico de influencia, entre otros procedimientos ilícitos.
Mientras
tanto la población sufre de carencias y limitaciones muy graves. En nuestros
hospitales no hay medicamentos o no hay médicos, nuestras escuelas y colegios
no tienen baños o no tienen techos. Hay déficit de viviendas, campesinos que
están siendo expulsados de sus asentamientos, indígenas que deambulan como
parias por todas partes, y millares de compatriotas rogando porque el nivel del
río disminuya para volver a sus viviendas precarias en los bañados y zonas
inundadas. Lamentablemente este despilfarro de los recursos nacionales se debe en
gran parte a la baja calidad de la clase política. ¿Con qué fundamentos vamos a
pedir a los jóvenes que se capaciten para servir al país? ¿En quienes pueden mirar para intentar imitar
sus trayectorias de vida? En estos días un video porno involucró a un destacado
parlamentario que intentó tapar el sol con los dedos de la mano, a través de
una cuestionadísima decisión judicial. Algunos de sus colegas, en el intento
por defenderle o justificarle, afirmaron
que entre ellos no hay quién pueda tirar la primera piedra o quién pueda
afirmar que no se ha involucrado en casos similares. Con esto lo que hicieron fue confirmar que todos o la
gran mayoría de los parlamentarios incurren en estos desmanes orgiásticos sin
enrojecerse. ¿ Asumen el costo de sus fiestas de manera personal o lo trasladan al erario público? ¿Cuál es el mensaje que estos hechos transmiten a la
ciudadanía y a la juventud de nuestro
pueblo? ¿Cuánto dolor y cuánta lágrima todavía nos costará avanzar hacia ese
país que todos nos merecemos? Es una gran pregunta y por sobretodo, un gran
desafío.
Comentarios
Publicar un comentario