SUBMUNDO POLÍTICO III
¿Habrá reforma de la Constitución
Nacional para aprobar la reelección presidencial? Es una buena pregunta cuya
respuesta no parece tan simple. No hay clima, no hay consenso y probablemente
tampoco voluntad política. Es que a la
estructura del poder político corrupto que impera y subyuga a nuestro país
puede no importarle una gran reforma porque podría ser atentatoria contra sus
intereses de dominación y explotación que viene ejerciendo con relativa
facilidad. Los constitucionalistas de 1992 hicieron todo
lo posible para establecer disposiciones que dificulten al máximo cualquier
intento de retorno a la dictadura. Lo
hicieron bien y con muy buen criterio, pero la Carta Magna que redactaron
terminó generando la dictadura parlamentaria. No hay equilibrio entre los tres poderes. El titular del Poder
Ejecutivo y los Miembros de la Corte
Suprema de Justicia, pueden ser destituidos por el juicio político, pero los
parlamentarios no pueden ser destituidos por ningún otro poder, porque ni
siquiera existe la revocatoria de mandato.
Hay que decir que es el poder más representativo pero no el menos
corrupto. Han descubierto este
poder con que cuentan y lo están
ejerciendo con total discrecionalidad. Se desconfía que muchos de ellos sean
representantes de la mafia y es posible, incluso, que algunos mafiosos no hayan resistido la
tentación de intentar acceder a este poder colegiado. Los partidos políticos se han convertido en
máquinas de ganar elecciones pero no han sido instrumentos de mejoramiento de
la clase política. Ejercen una política de baja calaña y no están previstos en
sus prioridades superar la corrupción ni la impunidad reinante. Eso explica porque la lista sábana
seguirá imperando porque es un buen negocio la venta de las ubicaciones en la
lista de candidatos. Tampoco será aprobado el proyecto de Ley que establece el
control del financiamiento político a nivel de las internas partidarias. En
una reforma constitucional se tendrá que analizar las funciones de
instituciones tan importantes como el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y
el Consejo de la Magistratura, que controlan los políticos y que utilizan para
digitar los cargos de jueces y fiscales y posteriormente controlarlos a través
del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Esta intervención parcialista y
abusiva de una clase política que responde a intereses mezquinos, destruye y
corrompe todo el Poder Judicial. ¿Cuáles
son los cambios que deberían ser introducidos en la Constitución Nacional para
conseguir que estas instituciones de tan altos fines se liberen de esta
manipulación corrupta? El pacto de impunidad del bipartidismo tradicional sigue
plenamente vigente. ¿Qué son y para qué sirven la Corte Suprema de Justicia, las Gobernaciones, la Fiscalía General de la
República, la Contraloría General y otras importantes instituciones que así
como están son manipuladas y convertidas en instrumento de la corrupción.
¿Quiénes serán los convencionales en una hipotética Convención Nacional
Constituyente? ¿No serán acaso en su mayoría los representantes de estos
partidos políticos que subyugan y succionan al país con la corrupción
reinante? El cambio que el país necesita,
va más allá de las mentiras mediáticas o
de las promesas falsas. Más allá del
optimismo ingenuo. Se necesitará una
ciudadanía consciente y participativa con capacidad para entender dónde están
los verdaderos enemigos del país. No se
puede permitir que la canallada política siga imponiendo sus reglas retrasando
el avance hacia una nueva institucionalidad de la República. Todavía podrán los corruptos retrasar por algún
tiempo, pero ese avance se vendrá inexorablemente.
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