PARAGUAY UN PAÍS OCUPADO
Es cómodo creer que nuestro país está
bien, que crece y se desarrolla económicamente, que tiene soberanía, que sus
instituciones funcionan y que vive democráticamente. Lamentablemente el Paraguay es un país ocupado,
sometido y explotado por una clase política corrupta y mediocre. La corrupción no es patrimonio exclusivo de
los dos partidos tradicionales, pero estos son los que vienen conformando una mayoría decisiva en toda nuestra historia
política y resulta muy evidente la coincidencia de los mismos en las decisiones
u omisiones cada vez que se plantean propuestas que puedan permitir que el país
pueda romper la existencia de una estructura de corrupción y atraso. Aclaremos que esto no significa que dentro de
esos partidos tradicionales no exista gente honesta y bien intencionada, que
sin duda alguna existe, pero parece que los otros son más o tienen más poder.
Algunos titulares de prensa escrita de los últimos días resultan
significativos como explicación de lo afirmado: “Titular del Tribunal Electoral Liberal ve inviable ley de control
de fondos” y abajo el título principal: “COLORADOS SUMAN EXCUSAS PARA IMPEDIR
EL DESBLOQUEO DE LISTAS” (Diario Última Hora del día 27 de mayo de 2017)
Eso significa que ambos proyectos una vez más serán rechazados con los mismos
pretextos de que no hay tiempo, no hay recursos o hay que estudiarlos
mejor. El mismo pretexto que se viene
utilizando a lo largo de tres quinquenios.
El motivo principal también
aparece en los grandes titulares: “CAMPAÑAS CARÍSIMAS ABREN PUERTA DE DINERO
SUCIO” y como subtítulo: “En la interna un candidato a legislador debe
conseguir como mínimo 200.000 dólares. Actualmente no es posible verificar el
origen real de esos recursos” (Diario Última Hora, 28 de mayo de 2017) De
200 mil hasta un millón de dólares es el costo estimado. Indudablemente se trata de plata sucia, de
dinero que corre en negro, o directamente proveniente del narco tráfico. Dinero
que no puede resistir ningún control. De
estos fondos y con estos fondos van a surgir los que van a dirigir al país. ¿Qué
validez tendrá nuestra democracia? ¿Desbloqueo? Ni pensarlo. Eso significaría arriesgar la pérdida de un
cargo que pudo haber costado más de mil millones de guaraníes. ¿Quién lo
arriesgaría? Se trata de una operación
cuyo costo no será recuperable ni con todo lo que se pueda recaudar con dietas y
beneficios en los próximos cinco años. ¿Lo hacen por simple generosidad o es
porque ya saben que esos cargos pueden
generar beneficios ocultos muy superiores dentro de la estructura de la gran
corrupción? Naturalmente hay que admitir la posibilidad de que haya excepciones.
¿Quiénes se benefician de estos aportes? Se gastará en la promoción, en la
compra directa de votos, o en el pago de algunos capitostes que acaudillan
nichos de electores manejados por los mismos. ¿Quién pierde? El gran
perdedor será el país que seguirá en la mentira de la lisonja, que deberá
seguir soportando a voceros mentirosos que dicen defender la Constitución
Nacional, de gente que dice luchar contra la pobreza, de gente que confía
supuestamente en la justicia y en la libertad. Pura mentira, pura hipocresía ¿Qué
se podrá hacer para intentar salir de este sojuzgamiento? No será tarea fácil pero no por difícil hay
que dejar de abordarla. Los jóvenes y la
gente sana que tiene este país deben superar la apatía y la indiferencia. Porque
si no se constituye una gran movilización ciudadana, seguiremos oprimidos,
usados y burlados todavía por mucho tiempo.
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