EL SUBMUNDO POLÍTICO
Es imposible evitar
la sensación de un clima tenso después de los últimos acontecimientos políticos
en el país. Por una parte se quiere proyectar un sentimiento de entusiasmo, de
júbilo y de triunfalismo con afirmaciones como éstas: “El pueblo defendió la
democracia”, “Se evitó abrir la puerta a la dictadura” “Se defendió la
Constitución Nacional” o “Por fin se pudo
enterrar el proyecto de reelección presidencial vía enmienda” Pero una vez
disipado el jolgorio la ciudadanía retorna a su realidad política y surgen
naturalmente muchas preguntas para las que no se tiene respuesta. ¿Quiénes
perdieron o se beneficiaron con esta puja política? ¿Cuáles son los proyectos
políticos que se buscará imponer a partir de ahora? ¿Quiénes serán los
candidatos a la presidencia y a los cargos parlamentarios futuros? Y quizás la
pregunta más importante que debería plantearse es ¿Perdió o ganó el país con
esta confrontación? Aparentemente ganó el país pero en el fondo es
imposible evitar ciertas dudas. Especialmente si se aplica en este análisis más
raciocinio por encima de la polarización sentimental que fue muy bien trabajada
por los medios de comunicación que tomaron postura en esta controversia
coyuntural. Por un lado existe una
convicción bastante generalizada de la necesidad de implantar en el país la
reelección presidencial. Hay que señalar en ese sentido que un gobierno de cinco
años, el primer año aprende y los dos años y medio siguiente intenta ejecutar
su plan, pero el cuarto año ya comienza otra vez el proceso electoral. Un
gobernante que pretende ser reelecto tiene la obligación de ejercer un buen
gobierno y si es reelecto, sabe lo que el país necesita y tiene equipo formado
para acometer su responsabilidad. ¿Por qué fracasó la enmienda? A primera
vista y fundamentalmente por la tremenda
presión mediática manejada por dos grupos empresariales de mucha fuerza, por
los intereses de políticos emergentes de los dos partidos tradicionales que con
la reelección se veían marginados, pero fundamentalmente porque la
reelección iba a habilitar la
candidatura de dos importantes “ousider” de la política: Horacio Cartes y
Fernando Lugo. Ambos se volvieron
peligrosos para la estructura del poder político corrupto. El verdadero
problema del país, es esta estructura de poder político corrupto. Y no importa
si el proyecto es de izquierda o de derecha, la cuestión es no permitir que el
país se organice y se afiance institucionalmente porque eso es atentatorio para
los intereses de este poder político subterráneo que hace que el país
permanezca ocupado por la mafia criolla relacionada con la mafia internacional.
¿Quiénes conforman esta mafia? Los terratenientes, los grandes empresarios que
no pagan sus impuestos, los contrabandistas y los que directamente lucran con
la política y se enriquecen cada vez más ilícitamente. ¿De quiénes se valen? De
los politiqueros, especialmente del bipartidismo político de baja calaña.
Independientemente de la simpatía o la antipatía política que se tenga, fue
interesante la alianza que se había forjado a favor de la enmienda: Un
movimiento importante del Partido Colorado, el “llanismo” el sector más
progresivo del Partido Liberal Radical Auténtico y el grupo más representativo
de la izquierda paraguaya el Frente Guazú. Aunque fuera
coyuntural esta alianza hubiera podido extenderse a otro campo y en otro
momento. Ahora quedamos otra vez en manos del poder político abyecto y de
ambiciones baratas, que se deja instrumentar por los intereses subterráneos que
hará que el país siga ocupado y que vuelva a perder otro lustro en ese atraso
que le impide despegar hacia ese futuro diferente que nos merecemos.
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