MADRE PATRIA
Ya sabemos todo lo que representa la
madre: los sentimientos más sublimes, los ejemplos de dación inigualable y los
afectos más profundos y sinceros. Ella es símbolo de sacrificio y entrega y en
realidad no hay palabras para traducir el valor y el sentimiento que ella
inspira. Pero por
eso mismo, el sentido del homenaje en su día y de todos días no puede agotarse
en lisonjas circunstanciales y palabras vacías de contenido. ¿Qué significado puede tener ensalzarla sin
reclamar para ella la justicia de una vida digna y decorosa? ¿Cuántas de
nuestras madres concurren presurosas a los centros hospitalarios sin encontrar
alivios ni medicamentos para sus hijos enfermos? ¿Cuántas madres en este país sollozan en
silencio porque no consiguen el pan diario reclamado por sus hijos? Muchos
dirán: ¿Por qué recordar estas cosas en un día tan especial? ¿Debemos callarnos
y acallarnos entonces? Tenemos que entender que esta es una deuda contraída
por nuestra sociedad que sigue impaga.
Pero no solamente impaga sino disfrazada y oculta en las lisonjas y las
promesas de los pregones comerciales que banalizan tan importante día. Hay que
pedir perdón a las madres de esa franja de la pobreza extrema que siguen
olvidadas en las capueras de los asentamientos cada vez más arrinconados por un
modelo económico que envenena los campos y expulsa a sus moradores y los
condena a vivir hacinados en los barrios
marginales cada vez más extendidos. ¿Y qué pasa con la patria? Con la nación
que nos legaron nuestros antepasados, muchos de ellos sometidos al heroísmo del
martirio, que conlleva en su formación un historial de lucha, de esfuerzo y de
sacrificios. Al recordar en esta fecha su
independencia y su libertad nos animamos
y nos alentamos recíprocamente en el afán de fortalecer nuestra autoestima pero
en el fondo sabemos que cada vez somos más dependientes de los fueros
geopolíticos que solamente se mueven en torno a sus propios intereses y que en
ese plan buscan dominar y explotar nuestras riquezas. Tenemos una libertad
condicionada. Nuestra independencia
sigue comprometida por factores internos y externos. Los de afuera conocen
nuestras debilidades y nos dominan corrompiendo a nuestros supuestos dirigentes
que fungen de políticos. Para muchos de ellos no hay noción de
patria y mucho menos del bien común que debería ser siempre el fin de toda
organización política. Se auto conceden privilegios que rompen el principio de
la igualdad ante la ley. Sus proclamas están llenas de mentiras con las que intentan
disfrazar sus verdaderos mezquinos intereses. La patria sufre como la madre.
Tanto la patria como las madres son víctimas de esta clase política mediocre y
deshonesta que sigue comprometiendo la verdadera libertad de este país. Esto es duro porque es una verdad que
lastima. Pero es necesario confrontar
con esta realidad que debe ser denunciada por la ciudadanía sana y honesta que
ya no puede eludir esta batalla. Hoy es un día en que nuestras madres reclaman
la justicia de una vida digna. Hoy es el día en que la patria reclama el
amanecer de su postergada auténtica libertad. No debemos desoír este gran mandato
de la historia: Ya no debe tardar tanto ese momento en que la madre patria sea
redimida.
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