LA PAZ DE COLOMBIA
Con gran alegría y
gran esperanza se anunció en este hermano país el cese definitivo del conflicto
armado entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Es el conflicto más longevo
del continente. Se inició con una sublevación campesina en 1964. Un
enfrentamiento de 52 años de duración que ha ocasionado 260.000 muertes, 45.000
desaparecidos y 6.9 millones de desplazados. Aparentemente por mucho tiempo no hubo
interés en la solución de este conflicto. Para muchos sectores el conflicto
constituía un negocio. El Gobierno y las
Fuerzas Armadas de Colombia habían recibido un fuerte apoyo de los Estados
Unidos con el famoso “Plan Colombia” que llegó a significar un aporte de mil
millones de dólares que en su mayor parte consistía en armamentos y pertrechos
militares. También el narcotráfico alentado por la protección de las guerrillas
en las zonas liberadas tuvo su auge de beneficio. Con la creación de las fuerzas paramilitares-
bajo auspicio del mismo ejército y que después se volvieron incontrolables - la situación de las comunidades campesinas se
tornaron dramáticas. Por ejemplo,
llegaban por turno a las comunidades campesinas. En primer lugar las guerrillas
de la FARC pidiendo ayuda en alimentos.
Si se negaba esta ayuda eran atacados por la guerrilla. Si se concedía
la ayuda, posteriormente llegaban los paramilitares para castigar a los
campesinos por haber ayudado a la FARC.
De ahí el gran desplazamiento de la población que migraban hacia la
capital Bogotá, o en última instancia a zona donde primaba el ejército o en su
defecto a territorio dominado por la guerrilla. En los centros urbanos y en la misma ciudad capital,
la guerrilla confirmaba su presencia con actos violentos que
sacudían la paz interna. A la
medianoche en Bogotá se anunciaba el toque de queda y todo el mundo tenía que
buscar refugio. La guerrilla se sostuvo y se sostiene con la recaudación del secuestro o el pago de
una protección acordada. A menudo solicitaba a Gerentes de Banco, para que emplearan
a uno de sus miembros en la sección de Cuentas Corrientes, pedido al que cedían
porque la negativa implicaba un alto riesgo. De esta manera la guerrilla
tenía la información de la capacidad
financiera de las potenciales víctimas a fin de imponerles, cuando sean
secuestradas, una suma de aporte en base a sus posibilidades económicas.
Las familias tampoco estaban liberadas del acecho. Una señora había informado bajo rigurosa
reserva que llegó a contratar a una muchacha del interior como empleada. Le
llamó la atención que salía mucho y por curiosidad llegó a revisar su cuarto,
percatándose con sorpresa del hallazgo de un poderoso arsenal con armas de todo
tipo. Cuando regresó la muchacha
comprobó inmediatamente que se había entrado en su pieza y fue junto a su
patrona a quien advirtió que si le denunciaba, iba a responder con su vida. Ni
siquiera pudo despedirla. La última
etapa de esta negociación tuvo lugar en la Habana, siendo Cuba junto a Noruega
los países garantes. El acuerdo de paz todavía deberá ser sometido a un
referéndum. En Colombia, naturalmente, hay gente interesada en mantener el
conflicto. Mientras tanto el mundo mira esperanzado este histórico acuerdo. La
paz de Colombia constituirá un símbolo demasiado importante de que el diálogo y
la negociación, por más graves que sean las diferencias, siempre podrán
constituir un camino abierto a la
posibilidad de que la razón se imponga
como factor fundamental en la consagración de la paz por encima de las
irracionalidades de todo conflicto.
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