EL PODER DE FUEGO
En un eventual
enfrentamiento entre grupos armados en los tiempos que corren ya carecen de importancia el número de
contendores de cada bando sino el poder de fuego que tienen, es decir del tipo
de armamento que poseen y utilizan. De alguna manera eso se pudo constatar en
la semana anterior cuando el capo mafioso de frontera Jorge Rafaat, fue
asesinado en un operativo de tinte cinematográfico en pleno centro de la ciudad
de Pedro Juan Caballero, capital del Departamento de Amambay, colindante con la
brasileña ciudad de Ponta Porá, Brasil. Su propio descuido facilitó en
cierta manera el éxito del operativo de ataque, al adelantarse a varios de los vehículos
con hombres armados de su propia custodia. Se le adelantó una Toyota Fortuner,
desde el que se le disparó con arma de grueso calibre, una Browning Punto 50 que inutilizó el blindaje de la
camioneta Hummer que la víctima conducía. Sus guardianes corrieron a
refugiarse. Varios de ellos fueron aprehendidos e imputados por violación de la
Ley de Armas. Del bando atacante, el único detenido fue un ex militar
brasileño, quién habría sido el que manejó el arma homicida y terminó también
herido. Los ataques contra locales y pertenencias de Jorge Rafaat, seguían
los días posteriores y lamentablemente en fuegos cruzados de los
sicarios con fuerzas policiales, fueron muertos tres civiles que no tenían nada
que ver con el enfrentamiento. El terror sigue presente en Pedro Juan
Caballero y el propio gobernador del Departamento en las noches de los ataques
pidió a los padres que retiren a sus hijos de las calles y que los pobladores
permanezcan en sus casas. El Intendente
de la ciudad, entrevistado telefónicamente por periodista del Canal 13 de
Asunción, cuando se le preguntó si Jorge Rafaat, era narcotraficante, evadió la
respuesta diciendo: “Todavía quiero seguir viviendo” El hombre fuerte de frontera era conocido
en la ciudad donde se presentaba como empresario y ganadero. Se sabía que tenía una condena en el Brasil
por narcotráfico con una pena de 47 años.
El nuevo Presidente del Senado,
Senador Robert Acevedo dijo en el programa televisivo “Cara o Cruz” de Canal 8,
en la edición del domingo 19 de junio, que Jorge Rafaat, ofrecía cierta
seguridad a la población pedrojuanina porque de alguna manera impedía que otras
bandas operaran en la zona. Que el 50% de la población de esa ciudad vivían del
narcotráfico de manera directa o indirecta. Que la Secretaría Nacional
Antidrogas, conocía la posibilidad de un enfrentamiento en la zona pero carecía
de fuerzas y apoyo suficiente para
intervenir. Según el titular renunciante Luis Rojas, el camino para
combatir a los capos del narcotráfico es la investigación financiera. A ese
respecto, un proyecto de ley sigue
postergado en el Parlamento. El narco Ezequiel
de Souza, detenido en la SENAD, ya había denunciado que el encargado de los
pagos a policías, jueces y fiscales era el mismo Rafaat, denuncia que nunca se
investigó a fondo. El Senador Robert
Acevedo dijo también que Jorge Rafaat, manejaba más o menos el 10 por ciento
mensual del tráfico de cocaína en la zona, cuyo total rondaría en promedio los
30 mil kilos mensuales. La cuestión es, si se conocía los perfiles de
este narcotraficante en la zona porqué se le dejaba operar tan libremente. ¿Será
por qué tenía más poder de fuego que la
policía? ¿O por qué no había capacidad o voluntad para enfrentarlo? ¿O porque
contaba con la protección de algún tipo
de complicidad o de connivencia? Son preguntas que el principal responsable de
la seguridad pública debe responder con total claridad y responsabilidad. La
ciudadanía tiene derecho a esa respuesta.
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