EL MONTAJE DE LA
MENTIRA
Está en su fase final
el montaje del juicio al que son sometidos desde hace tres años los campesinos aprehendidos luego de la
masacre de Marina Kue en Curuguaty.
Están acusados de haber emboscado a las fuerzas policiales causando la
muerte de 6 policías. Murieron también 11 campesinos varios de ellos
sencillamente ejecutados, pero estas muertes no están investigadas. Los campesinos eran alrededor de 60
incluyendo a mujeres y hasta niños, pero el fiscal de la causa afirma que
emboscaron a una fuerza fuertemente pertrechada de más de 600 miembros. La orden era para un cateo no para desalojo. No
hubo invasión de propiedad porque el inmueble pertenecía al Estado habiendo
sido ocupado por mucho tiempo por la Marina. Para los designios del
complot no era suficiente que mueran
campesinos, tenían que morir los policías.
Los campesinos no tenían armas. Las escopetas que fueran arrimadas como
prueba no habían sido disparadas salvo una de ellas. Uno de los médicos
forenses que inspeccionó los cadáveres de los policías afirmó que esas muertes
fueron provocadas por armas de grueso calibre que solamente portaban las
fuerzas policiales. Otro de los médicos forenses le contradice al primero
diciendo que las muertes fueron causadas por balines. No se hizo la autopsia. La verdad podía haberse establecido con la
exhumación de los cadáveres, pero no lo permitieron. Eso aumenta la sospecha de que la muerte de
los policías fue provocada por sus propios camaradas. Quién o quiénes organizaron esta masacre,
todavía no se sabe. Pero se sospecha de los posibles beneficiarios. Este proceso no puede resistir un análisis
crítico y está en la mira de organismos internacionales. Los delitos que se
está cometiendo con estos humildes campesinos no quedarán impunes. Son de lesa
humanidad y no prescriben. Alguna vez se sabrá quienes montaron esta masacre
miserable.
UN SALTO AL VACÍO
(En recordación de las víctimas de Marina kue)
El lugar se había convertido en hito, símbolo y silencio.
Desde aquella fatídica mañana
tan pródiga de sangre, profusa e inocente.
Seiscientos hombres
con pertrechos y armamentos
rodearon con gritos amenazantes
a unos pocos hombres y niños que solamente tenían como arma,
la coraza de una
dignidad que bullía intensamente.
Aní pe kyhyje, ani ñanesarambi (1)
Alentaba el que parecía liderar el grupo
de no más de 60 campesinos.
Una bandera izada en un mástil de madero
demarcaba soberana la tierra reclamada.
“Mariñakue es de los campesinos” rezaba a su vez un cartel
improvisado
conformando el escenario de aquel desigual enfrentamiento.
Vencer o morir, vencer o morir lo mitá (2)
Gritaban los labriegos aferrados a sus precarias escopetas
y los palos que portaban más como un gesto de valor y
resistencia.
Un helicóptero sobrevolaba el escenario
dando indicaciones para llevarse consigo
el misterio de tantas muertes inocentes.
Y se tensó el momento.
Hasta que un seco estampido marcó el inicio del infierno.
Las metrallas repiqueteaban incesantes
batíendo por igual a combatientes de ambos bandos
contendores.
La estampida forzó el desbande en busca de refugios
y la persecución que fue tenaz y a mansalva,
hizo que hasta los heridos – inmisericorde - fueran
cruelmente ejecutados.
La tierra se empapó de sangre y de la noche se apoderó el silencio.
Acababa de consumarse una historia miserable
y ya nadie podía cantar victoria porque todo resultó un gran
fracaso.
MarinaKue fue como un gran salto al vacío y seguirá
resonando en el tiempo
como una de las batallas más legendarias de las luchas
campesinas.
Y por los oscuros contubernios quedará por siempre
registrado
como el peor montaje rufianesco contra la dignidad y la
esperanza.(3)
(1)
No tengamos miedo, no debemos dispersarnos.
(2)
Vocablo que significa compañero y hace
referencia al grupo.
(3)
Fuente, el libro Marinakue, entre la Memoria y
el Silencio
de Adalberto Antúnez
Ladislao Mello
Comentarios
Publicar un comentario