DESIDIA HISTÓRICA
Las aguas del Río
Pilcomayo son tan importantes para la vida en la vasta región occidental del
país que resulta totalmente incompresible la desidia histórica de las
autoridades nacionales en el importante cometido de administrar y asegurar el
máximo aprovechamiento de este cauce hídrico. No tiene lógica que anualmente se declare
emergencia ecológica y ambiental para que al final otra vez no se haga nada de
lo que se tiene que hacer para impedir que en los tiempos de sequía la situación
se vuelva dramática. Una comitiva del
Ministerio Público y de la Secretaria del Ambiente llegó hasta la zona del Río
Pilcomayo para constatar el daño ocasionado por la sequía del canal que pudo
haberse evitado si la Comisión del Pilcomayo hacía su trabajo a tiempo. El operativo fue encabezado por los fiscales
Guillermo Sanabria, agente de Presidente Hayes y Andrés Arriola de Boquerón y
Alto Paraguay. Recorrieron la zona de Margariño y Cañada Madrid Sur. Ambos
agentes constataron la muerte de numerosos animales y que las aguas del Río
Pilcomayo no ingresan al territorio nacional. Según esta comitiva “Un panorama desolador se observa en kilómetros
de recorrido del mencionado río cuyo cauce hoy es solamente tierra erosionada
con alguna que otra naciente de agua donde los animales se agolpan para
sobrevivir” (Diario Última Hora del sábado 25 de junio del 2014) La
Comisión del Pilcomayo encargada de mantener el canal dependiente del
Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones ya había sido investigada con anterioridad
cuatro meses atrás por inacción de la misma a pesar de haber cobrado 4.2
millones de dólares para cuidar el mantenimiento y el dragado del Río. A pesar de este informe de la comitiva de
los fiscales mencionados, el Ministerio de Obras Públicas y la SEAM, niegan el
desastre. Afirman que se ha exagerado en cuanto
a una catástrofe ambiental. Lo
concreto y lo firme es que el Río Pilcomayo conserva su caudal de agua aun en
esta temporada baja como puede probarse en el lado argentino y que de ese caudal
no ingresa a nuestro país ni en el más mínimo porcentaje. Este problema se
agudizó a partir del acuerdo sobre el denominado “Proyecto Pantalón” que
consistía en bifurcar el río a partir de un punto de toma localizado en Cañada
Madrid con un canal para cada país, con
el pretexto de un mejor aprovechamiento del caudal del Río. Allí ya fuimos estafados o nos dejamos estafar. Los argentinos
construyeron un canal mucho más profundo que el nuestro, y no se necesita ser
especialista para saber que el agua en su mayor caudal, discurrirá por el canal
más profundo. ¿Por qué no se construyó un canal de igual profundidad? Es una de
las preguntas que queda flotando. Pero no se trataba solamente del canal de
toma, tenía que dragarse el cauce a lo largo más o menos de 100 kilómetros para
permitir que el agua ingrese a nuestro territorio. En esto se ha fracasado a
pesar del alto costo que representa para el país tanto por el servicio
contratado como por las consecuencias de la falta de agua. También se debe averiguar si continúa la represa del río por
empresarios ganaderos de la zona. En el pasado se tuvo que dinamitar varias
represas particulares que impedían que las aguas sigan su curso. ¿Hay mala gestión, negligencia o corrupción
en el manejo del tema del río Pilcomayo? Es probable que todas estas causas
concurran al mismo tiempo. Por ello es necesario determinar cuánto antes las
responsabilidades civiles, políticas y penales del caso porque los daños que se
causa a los intereses del país son tremendamente graves.
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