LA PLACA DEL DICTADOR
Un gesto de los
jóvenes de colegios secundarios está generando un debate interesante y
revelador. Entusiasmados por los resultados de sus manifestaciones cívicas en
reclamo de una mejor educación, procedieron a retirar (arrancar) del muro del
Colegio Técnico Nacional una placa
recordatoria de que la obra fue construida durante el gobierno del General
Alfredo Stroessner. Las reacciones a favor y en contra no se hicieron
esperar. Hasta recibieron por el hecho amenazas de algunos profesores y
egresados que exigían que la placa fuera devuelta y colocada, porque decían que
la misma formaba parte del patrimonio institucional. El Centro de Estudiantes del mencionado colegio convocó una asamblea
para estudiar el caso y la decisión fue confirmar el retiro de la mencionada
placa. El Director de la institución, tal vez también presionado, insiste en
que el tema se resuelva en una reunión de la comunidad educativa: Profesores,
egresados y alumnos. No sabemos cómo terminará el tema de la placa pero el
debate abierto es muy interesante. En primer lugar es importantísima esta
reacción de los jóvenes estudiantes, porque en el ámbito de la educación, la
temática de la dictadura nunca fue instalada. Las nuevas generaciones no
llegaron a tener conciencia de lo que fue el dictador y el nefasto sistema
político que puso en vigencia durante 35 años. Instaló un sistema de miedo y delación que derivó en persecución y
muerte de miles de compatriotas. Acalló a la prensa y expulsó a los
intelectuales. Y por otro lado no es extraño que todavía haya gente que lo
defienda. Stroessner se fue, pero el stronismo ha quedado y sigue vigente en la
corrupción de las Fuerzas Armadas y Policiales, del sistema del Poder Judicial,
del funcionariado público, del prebendarismo de los partidos políticos, de la
partidización del magisterio nacional. Muchos
de nuestros empresarios de hoy se enriquecieron durante su gobierno y hoy
financian y deciden elecciones, dirigen y manejan importantes medios de
comunicación y son dueños de las principales cadenas de supermercados. Por eso
la transición cuesta tanto porque los beneficiarios de ayer son los grandes
terratenientes de hoy, son los principales detentadores del poder económico y
político. Es muy difícil dimensionar hasta qué punto este país sigue y
seguirá dependiendo de esta experiencia nefasta. La herida sigue abierta
dolorosamente. Al referirse a la acción
de los estudiantes del Colegio Técnico Nacional, el periodista Blás Brites,
publicó en la columna de opinión en Última Hora.Com un breve escrito con este
título: “Stroessner se muere” con el siguiente texto: “El stronismo fue una
usurpación fraguada en mayo de 1954. Fue el crimen. Fue el despojo. Fue la
corrupción. Fue la muerte. No hay placa alguna que borre esa realidad. No hay
placa alguna que contrabandee su sentido cuando se ha edificado sobre esas
bases. Por ello, no hay placa alguna que deba mantenerse en las paredes de
ninguna institución pública” Y menos en una institución educativa,
podríamos remarcar. Según Ticio Escobar,
uno de los grandes y lúcidos exponentes de nuestra cultura, una placa así no puede ser considerada
parte del patrimonio nacional. No
podemos borrar 35 años de nuestra historia, pero sería una gran
irresponsabilidad no intentar entender el incalculable daño que nos dejó la
terrible tiranía con todo el peso de una herencia maldita que en verdad y
justicia nadie puede justificar.
Comentarios
Publicar un comentario