IMAGEN POLÍTICA
¿Existe algún tipo de
interés en la destrucción de la imagen y del prestigio de la clase política
gobernante? Fue la pregunta que quedó flotando en un encuentro ciudadano casual
e informal, de gente honesta e interesada en la marcha del país y la conducción
nacional. Las opiniones quedaron divididas. Una de las posturas sostenía la
descalificación total afirmando que se trata de una manga de corruptos
incorregibles que dilapidan inmisericordemente todos los días y de todas las formas los pocos
recursos que se dispone ante las demandas de compatriotas
que sienten hambre, de gente que muere por falta de medicamentos en los
hospitales, de techos de escuelas y colegios que se derrumban por la desidia
acumulada por décadas de gobiernos corruptos. Se debe barrer toda esta caterva.
La otra postura intentó ser más prudente
y reflexiva. Concordó con la primera de la existencia casi generalizada de la
corrupción pero en cuanto a barrer con toda esta clase política existente
planteó, las siguientes preguntas. ¿Cómo y con quiénes vamos a reemplazarlas?
¿Qué nos asegura que los reemplazantes serán diferentes? Nuestro problema no
son solamente las personas sino el sistema corrupto reinante. A partir de
este punto se abrió un amplio debate participativo con una sucesión de análisis
e interrogantes que movió a todos a aportar sus consideraciones. Este es un intento de resumen de los
planteamientos que fueron presentados: 1. El sistema corrupto es de larga data.
Considera al estado un botín de los mandantes de turno. Opera a través del
clientelismo y planillerismo, con sobresueldos y sobrecostos de todas las
compras directas o por licitaciones. El objetivo es aprovechar la oportunidad
para el beneficio personal, familiar y partidario. El sentido de la ética o el
bien común es muy difuso. Todo sin responsabilidad y con impunidad. 2) Al
sistema corrupto dominante le conviene un estado débil, con poca autoridad,
influenciable y manejable. A este grupo le conviene el desprestigio de las
autoridades de turno. A menudo utiliza para esta tarea a los medios de
comunicación que también controlan. Le interesa la ausencia de estado. 3) El
sistema corrupto sobrevive sobre un sistema judicial deficiente. Sobre las
confusiones y la falta de información adecuada. Ausencia de normas jurídicas
apropiadas. La falta de participación
ciudadana y una opinión pública casi ausente. 4) En conclusión hay que atacar
el sistema de corrupción como por ejemplo con la ley de transparencia y el amplio acceso a las
informaciones administrativas, mejorar el control del financiamiento político desde las mismas
internas partidarias, mejorar el sistema judicial con nuevos jueces y nuevos fiscales.
Hacer cumplir la ley contra el enriquecimiento ilícito. Fortalecer el sistema democrático con la
participación de todos los sectores de la ciudadanía. Considero
que valió la pena esta reflexión para resarcirnos del impacto causado por la
declaración reciente del Presidente del Senado de la Nación cuando afirmó que
el mismo parecía un prostíbulo, por la posible compra-venta de los votos
después de la sesión en que se trataba una ley de concesión. Dolió este
calificativo. Tanto dolió que el propio Presidente del Senado tuvo que pedir
disculpas a las trabajadoras del sexo por la comparación que había hecho. La
nación se merece una nueva imagen de su clase política.
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