SIGUEN DOBLANDO LAS CAMPANAS.
Ernest Hemingway, el gran escritor norteamericano, en una de sus inmortales obras titulada “Por
quién doblan las campanas” aconsejaba no preguntar por quién doblan las
campanas, porque las mismas también doblan por cada uno de nosotros. Es decir
con cada ser humano que muere, algo de nosotros también se muere. Ayer
acribillaron a otro comunicador en la zona fronteriza del Amambay. Ya son 15
los asesinados, la mayoría en la región fronteriza con Brasil sin que los
culpables sean castigados. Siguen impunes para vergüenza de toda la ciudadanía.
Esta vez le tocó el turno al conductor de radio Gerardo Ceferino Servián
Coronel de 45 años que trabajaba en la Radio Ciudad Nueva FM de la ciudad de
Zanja Pytá, a unos 12 kilómetros de la Ciudad de Pedro Juan Caballero, capital
del Departamento del Amambay. El crimen fue perpetrado por dos sicarios
contratados que le acribillaron en la calle de la ciudad, que determina la
frontera entre ambos países, denominada por ello “terra de ninguein”, tierra de
nadie. Tenía su domicilio en el lado brasileño. Ayer todavía estuvo trabajando
en el horario de 6 a nueve de la mañana. Fue su última jornada. Naturalmente se
presume que su muerte está asociada a su tarea de comunicador. Otro intento de
silenciamiento. Otro atentado contra la libertad de expresión. Otro mensaje a
la ciudadanía de extorsión y silencio. Corremos el riesgo de terminar
acorralado y amordazado por el miedo, por la impotencia, por la injusticia. Con
cada crimen parte de nosotros también se muere. Estamos muriendo como sociedad
que ha enfermado profundamente de corrupción crónica y de exceso de narco
política. Nos estamos quedando anonadados y sin reacción. Estamos perdiendo el
asombro y la indignación. La indiferencia y la resignación se han convertido en
nuestra norma de vida. Es en este sentido que también nosotros nos morimos.
Pero en el mensaje de Ernest Hemingway, también hay un lugar a la esperanza.
Parte de los que mueren también sobreviven en nosotros. Tiene que sobrevivir en
nosotros la esperanza y la lucha de tantas víctimas de la comunicación. Tiene
que tener significado para nosotros la vida de un Santiago Leguizamón,
destacado comunicador asesinado en 1991, en pleno día del periodista paraguayo,
en la línea internacional de Pedro Juan Caballero, que sabiendo que su vida
corría peligro, lanzó como proclama de valor extremo y rebeldía, que prefería
la muerte física a la muerte ética. Gerardo Ceferino Servián Coronel, ayer falleció como tantos otros que le
precedieron. ¿Cuántos más seguirán muriendo? Es necesario comprender que con el
modelo político que tenemos estamos destruyendo al país y que de este deterioro
nadie saldrá ganancioso. Si la sociedad no reacciona ya no será necesario
preguntar por quién doblan las campanas.
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