EL INTERNISMO REPUBLICANO.
El fuerte protagonismo del Presidente de la República en las
internas del Partido gobernante la Asociación Nacional Republicana (Partido
Colorado) genera debates y expectativas tanto en la ciudadanía como así también
al interior de la centenaria agrupación política. Para los analistas hay coincidencia en que no
es fácil gobernar con el Partido Colorado, pero tampoco se puede pensar en
gobernar sin el partido y mucho menos contra el partido. En estos casi dos años
de gobierno el Presidente Horacio Cartes
intentó mantener una cierta autonomía en sus decisiones gubernamentales
designando a sus ministros y a los jefes de altos cargos administrativos
aparentemente sin intervención directa de la Asociación Nacional
Republicana. También supo administrar la
presión de las bases partidarias, fundamentalmente la de los presidentes de
seccionales, otorgando a la mayoría de
ellos los cargos reclamados. Parecía que la situación estaba controlada. ¿A qué se debe entonces este fuerte
involucramiento en el proceso de selección de las autoridades partidarias? Había
hablado de la necesidad de consenso para evitar el desgaste interno del
partido, pero no logró el mencionado consenso y terminó abriendo una brecha
inesperada dentro del partido con un alto contenido de confrontación. La selección fue inesperada hasta para el
propio candidato. Un joven diputado de
Ñeembucu con muy poco bagaje político partidario y en gran medida un
desconocido a nivel nacional. Habría una
cierta similitud con la situación que le tocó vivir al ex Presidente Nicanor
Duarte Frutos, iniciador de las primeras
experiencias de tomar cierta distancia de los cuadros partidarios en su gestión
de gobernante. Este, en un momento dado de su mandato, se dio cuenta de que
podía perder el control del partido, con el surgimiento de la candidatura de un
adversario político el Señor Osvaldo
Domínguez Dibb. No podía permitir que aquello ocurriera, pero carecía de un
candidato apropiado que pudiera hacerle frente. Eso le llevó a promover su
propia candidatura con un alto costo político institucional. Hasta tuvo que
violentar la Constitución Nacional para asumir el cargo partidario y a
continuación solicitar el permiso correspondiente. Como consecuencia tampoco
pudo asumir el cargo de senador titular para el que después fuera elegido. Lo
grave fue el deterioro de sus gestiones políticas en la última etapa de su
gobierno, ocasionado, probablemente, por
el chantaje de caudillos de dudosa trayectoria con los que se vio obligado a
negociar en su campaña para la Junta de Gobierno. ¿También el Presidente Cartes
tiene necesidad de asegurar la fidelidad de la Junta de Gobierno? ¿Implican
algún riesgo para su proyecto político los actuales líderes de los movimientos
internos inclusive Mario Abdo Benítez (h)? ¿Cuál será el precio político que le
puede costar esta postura asumida? Por de pronto ha tenido algunos reveses en
el control parlamentario. Esperemos que
no tenga necesidad de negociar en esta campaña con sectores que estén
comprometidos con la corrupción y el narcotráfico. De cualquier manera hay preguntas que quedan
pendientes. ¿Habría intención de proyectar un movimiento político de tipo
personal? ¿Existiría la intención de consolidar un fuerte populismo de derecha?
Es cierto que el Partido Colorado es muy hábil para crear supuestos
enfrentamientos de movimientos internos que luego desaparecen en la hora de la
votación. Pero sabemos que la ciudadanía debe estar atenta porque de donde
menos se espera puede saltar la liebre. Los grandes intereses del país deben
estar por encima de los ajetreos propios de las internas partidarias.
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