EL DESPRECIO AL CAMPESINO.
Sigue imperando en el país un sistema injusto y cruel que
condena a los campesinos e indígenas al desprecio y a la miseria. Hace rato que
vienen siendo víctimas de marginación, injusticia y persecuciones ante la
indiferencia silenciosa y cómplice de toda la ciudadanía. Hay una
discriminación real hacia ellos. No se oye sus reclamos. Se les despoja de sus
tierras, se les contamina sus ríos y arroyos y se les arranca hasta el último
árbol que les queda. Se les niega un
pedazo de tierra, se les expulsa de sus lotes y se les quita o se les roba lo
poco que produce, venciendo la hostilidad del clima y del ambiente, con los
precios de miserias. Se les obliga a vivir la humillación del destierro de
adentro y de afuera, condenándoseles a las indignidades de los villorrios de
las casas precarias. Carentes de salud y de vivienda, sus niños deambulan por
basurales y estercoleros. Los políticos les engañan con promesa que jamás
piensan cumplir. Son los que se dejan ver cuando está próximo un evento
electoral y a través de sus
operadores buscan acumular sus votos a
cambio de migajas o de nada. Se les desprecia y se les discrimina. Se los califican
de haraganes e invasores y se los criminaliza para debilitar sus fuerzas y sus
protestas. Abundan los políticos corruptos que se han enriquecidos con los
fondos de supuestos programas de ayuda y desarrollo y que siendo ladrones
siguen impunes, mientras los campesinos siguen en su pobreza. Mañana se
realizará una nueva marcha campesina. Será la vigésima segunda. Desde hoy se
encuentran concentrados en el Seminario Metropolitano y mañana será la
marcha. Todo está organizado. Ya se
conoce el itinerario y la policía tiene prevista la cubertura de
acompañamiento. Ordenadamente marcharán
portando sus estandartes y banderas hasta el lugar del acto principal donde
darán a conocer sus reclamos y exigirán que por fin el gobierno implemente una
verdadera Reforma Agraria. Alguna autoridad recibirá los reclamos y el acto se
dará por concluido. Todos retornarán a sus poblados a seguir intentando labrar
la tierra y a producir precariamente, en ese gran esfuerzo de sobrevivencia.
Señores, es verdaderamente indignante este trato de mentiras que se les da a
estos compatriotas nuestros. Todavía tenemos una población rural del 40% del
país total. Son casi tres millones de personas. No hay política de estado que
ayude a promover la agricultura familiar, a promover la producción de
alimentos. Esta carencia no es de ahora, es de antes. Es una vergüenza la
manera en que se birlaron los fondos destinados a la ayuda de los pequeños
productores. Se los robaron todo de manera miserable y los responsables no
están presos. Se lanzó un programa para promover la producción y compra de los
productos por el estado sin intermediarios. Los beneficiados fueron los
políticos avivados que se apropiaron de los contratos de venta. Es sumamente
delicado que se siga marginando a los campesinos y se potencie a los agro- empresarios
que acaparan las tierras, envenenan las tierras, y ni siquiera pagan impuestos.
Se tiene que parar esta farsa. No bastan las acciones aisladas y populistas. Se
necesita un cambio estructural que asegure y promueva un nuevo esquema de
tenencia de tierra y producción agrícola. Es necesario cambiar de actitud,
dejar de subestimar a la fuerza campesina, y comenzar un proceso serio que se
traduzca en una verdadera política de estado. Debemos entender, valorar y reconocer que las banderas y
estandartes de nuestros hermanos campesinos conllevan en sí mismo un importante
mensaje de redención y esperanza para el futuro del país. Por favor no más
desprecio y mentiras hacia el campesinado.
Comentarios
Publicar un comentario