LA TRAMA DEL SILENCIO.
La muerte del periodista
Pablo Medina y su asistente ya molestó demasiado. Demasiado ruido ha
generado. No conviene que se revisen con
insistencia los casos denunciados porque se terminará indagando a mucha gente,
incluso a algunos muy allegados a los círculos del poder. Las investigaciones ya molestan. Quienes
manejan la estrategia saben que es hora
de comenzar el proceso del
silenciamiento y en consecuencia, se ha puesto en marcha la trama que conlleva a
ese objetivo. Primero, como siempre, es crear una Comisión, en este caso la
Bicameral para investigar el crimen del periodista, con tres senadores y tres
diputados. Hasta ahora no se pudo integrar,
quizás porque buscan miembros que no tengan vinculación con los narcos, una
tarea no muy fácil. La Fiscalía General por su parte decidió abrir una carpeta
de investigación en base a las denuncias de varios legisladores sobre la
presencia de los narcotraficantes en las instituciones del estado. En ese
empeño llamó a declarar a los parlamentarios que han presentado denuncias
generales a aportar datos y nombres. Naturalmente todos se excusaron. El
Diputado José Ledesma, incluso llegó a manifestar que ya no hablará más porque
su vida corre peligro y no hay garantías. El Poder Ejecutivo convocó a su vez a
la cumbre de Poderes y en el encuentro se insistió en la importancia de la
cooperación recíproca y en la necesidad de modificar las leyes vigentes que castigan el
narcotráfico, a fin de que estas sean más expeditivas. Mientras tanto, el
nerviosismo se apoderó de autoridades de la zona: La diputada Cristina Villalba
incurrió en algunas contradicciones y ya no concede entrevista; el gobernador de Canindeju se llama a silencio, y hasta hubo intendente que cometió
el sincericidio al decir que se necesitará de la presencia del estado en esa
zona, porque si no se produce más la marihuana, se empobrecerá a los campesinos.
Por otra parte, la anunciada apertura de una investigación del proceso que
liberó al candidato a Intendente, Wilmar Neneco Acosta, imputado por el crimen
de Pablo Medina y actualmente prófugo, dos días antes de las internas partidarias a
pesar de la oposición fiscal, enervó al
Ministro de la Corte Víctor Núñez, porque se comenzó a insinuar que habría
tenido incidencia en esta liberación, siendo un caso sumamente grave. Tanto es
así que el Ministro Núñez, convocó a una conferencia de prensa de dos horas de
duración para intentar despejar toda duda sobre su vinculación en este
caso, advirtiendo amenazante a los
periodistas asistentes de que no
tolerará ninguna tergiversación de su declaración. A ese efecto contrató
a una escribana, para registrar las preguntas y las respuestas que se dieron en la
mencionada conferencia. Dijo que no renunciará y que no teme a ningún juicio político.
En ese intento de silenciamiento, hay
que recordar también que existe un sumario abierto con amenaza de suspensión de la matrícula de la
abogada Katia González, Presidenta del Foro de Abogados del Paraguay, por haber
presentado responsablemente al
Parlamento la solicitud de enjuiciamiento de todos los miembros de la Corte
Suprema de Justicia con todos los documentos respaldatorios de las acusaciones
correspondientes en cada caso, encajonada desde hace más de un año. En estas
condiciones muy pocos seguirán animándose a hablar de la presencia de la narco
política y sus incidencias en las instituciones del Estado y… mientras tanto
los autores morales y materiales del asesinato de Pablo Medina y su asistente,
están desaparecidos. Ahora ya se habla de una posible doble nacionalidad de los
mismos, lo que haría muy difícil la extradición si estuvieran en el Brasil.
Todo está encaminado al silencio y a la impunidad. A otra muerte inútil de un
comunicador. La corrupción del país es
tan grave, que lastimosamente, deja muy poco margen para la reivindicación y la
esperanza.
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