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LOS MÁRTIRES DE LA MEDICINA.

LOS MÁRTIRES DE LA MEDICINA.

El mundo de la medicina se desarrolla en medio de pronunciados contrastes. Por una parte, la ciencia con todo el soporte tecnológico está llegando a descubrimientos fantásticos y a niveles de desarrollo nunca antes alcanzado. Pero por otro lado ha permitido un avance increíble en materia del poder económico a través de los grandes laboratorios o empresas industriales que inciden y hasta manejan a la propia Organización Mundial de la Salud. Es la terrible mafia blanca con todos sus tentáculos. En este contexto se inscriben las grandes campañas a nivel mundial con costos inimaginables, como por ejemplo, la campaña contra la gripe aviar. Pero también en este contexto puede encontrarse la explicación del porqué se ha tardado tanto, en la investigación de algunas vacunas, como en este caso concreto del Ébola. Esta enfermedad ya se hizo presente alrededor de los años setenta del siglo pasado, pero era una enfermedad de pobres, y no despertó mucho el interés de los grandes negociadores de la salud. Ahora ya se tiene la vacuna contra el Ébola que aún no está probada pero ante la urgencia de los casos ya se autorizó su utilización con todos los riesgos que pueda implicar. Algo parecido había ocurrido con el químico francés Louis Pasteur, cuya vacuna contra la rabia, antes de ser probada plenamente, salvó la vida de un joven mordido por un perro rabioso. También es justo recordar aquí al médico cubano Carlos Finlay, que salvó millones de vida, al descubrir que la fiebre amarilla era transmitido por el mosquito Aedes. La teoría de Carlos Finlay, de 1881, fue confirmado posteriormente en 1900, por el equipo del médico norteamericano Walter Reed, cuyos integrantes permitieron ser infectados deliberadamente convirtiéndose en mártires de la medicina. Hoy consideramos dignos destacar a los mártires del Ébola, cinco científicos que trabajaban en el análisis genético de la cepa del virus actual para un estudio que divulgó la revista Science, cuya publicación ya no llegaron a ver.

Los cinco científicos eran personal del Hospital de Sierra Leona, donde se detectó el primer caso y donde se recogió la mayoría de las muestras para el estudio. Entre los mártires figura Humarr Khan, un prestigio virólogo. Mientras tanto el Ébola sigue amenazante causando la muerte de miles de personas en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria. Se transmite por el agua, el aire y los alimentos a través del contacto directo con fluídos corporales del enfermo y material médico contaminado. Produce alta fiebre, vómitos, hemorragia, diarrea y problemas renales y hepáticos y su tasa de mortalidad asciende al 55 porciento. Está disparada la alerta roja, y son controladas todas personas provenientes del Africa. Una vez más, el martirio de médicos y profesionales de la salud, abre la esperanza al mundo frente a un flagelo.  Para ellos la muerte no es el final. Humarr Khan y su equipo de mártires se han ganado su lugar en la historia de la medicina, en la historia de la humanidad. Los ciudadanos de cualquier parte del mundo estamos en deuda con ellos.

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