Se
autodenominan “los bañadenses” Quizás nunca
se tenga una cifra exacta, pero se estima la población en 20 mil familias, unas
cien mil personas. Están ubicados en zonas inundables de la ribera del Río
Paraguay circundando la ciudad de Asunción. Años tras años, la crecida del
nivel del río, les obliga a abandonar sus hogares, muchos de ellos también
precarios, y trasladarse adonde se pueda en los campamentos. Todo el operativo
del cíclico drama de las emergencias deja al descubierto las imprevisiones, las
improvisaciones y la incapacidad del estado y del municipio, o los municipios,
que son afectados, para atender adecuadamente a esta gran legión de seres
humanos. A pesar de que cada año, se repite esta situación, y los costos de las
emergencias son cada vez más elevados, pareciera ser que a muy pocos o a nadie,
le importa demasiado plantear para esta problemática, una solución definitiva.
Especulan con las emergencias los funcionarios municipales, los dirigentes
políticos, y quizás en algunos casos hasta los propios afectados. Los
pobladores de los bañados en gran medida están conformados por campesinos
expulsados del campo y que se incorporan a estas zonas a las que se denomina
“cinturón de pobreza” Pero el tiempo fue pasando, los pobladores adquirieron
antigüedad y generaron nuevas descendencias. Son familias identificadas con los
bañados. Son los “bañadenses” Ante las amenazas de ser desplazados más que
nunca están unidos y movilizados. Llegaron a hablar de un parque industrial,
luego se reavivó el proyecto de la franja costera, y la Intendencia Municipal
de Asunción y la Junta ,
llegaron a aprobar una ordenanza, por la cuál se autoriza a compensar la
construcción de la franja costera con la cesión de terrenos para las inversiones
inmobiliarias. Ante la amenaza los bañadenses se movilizaron. Coparon el local
de la Municipalidad
de Asunción exigiendo la anulación de la ordenanza. La presión surtió su efecto
y la cuestionada ordenanza fue suspendida sin tiempo. En contrapartida afloró
la vieja táctica de desactivación de las protestas ciudadanas. Se acusó de
violenta a la manifestación y algunos de sus líderes fueron apresados e
imputados. Hablamos de la “vieja táctica”, porque eso mismo hicieron los
dirigentes parlamentarios después de una fuerte presión ciudadana por el
desbloqueo de las listas sábanas. La siguiente manifestación, ya fue infiltrada
por operadores contratados que atacaron los locales de la Junta de Gobierno de la ANR y del Partido Liberal
Radical Auténtico. Se les acusó a sus líderes de violentos y se les amenazó con
imputaciones. Los verdaderos atacantes nunca fueron identificados. Por rara
coincidencia las cámaras de ambos locales ese día no estaban funcionando. Nunca
más se logró una manifestación de envergadura. Volviendo a la lucha de los
bañadenses hay que señalar que es la lucha contra las injusticias y la
marginalidad. El principal reclamo es que,
cualquier solución que se plantee, deberá contar con la participación de
los mismos. Intentarán dividirlos y para ello apelarán a la corrupción y al
clientelismo político. La ciudadanía debe estar atenta y presente. Lo que
ocurra con los bañadenses impactará a la ciudad y al país. Pondrá en escrutinio
hasta donde el gobierno municipal y nacional están dispuestos a plantear las
soluciones a los problemas sociales con la gente y no a sus espaldas violentando los derechos fundamentales que garantizan
la vigencia de una vida digna y justa para todos los ciudadanos de este país.
MORIR EN LA PAVADA. Este cuento utilizó el sacerdote en su homilía de este domingo. No citó ninguna fuente pero me pareció interesante como tema de reflexión y heme aquí intentando recordar los detalles del mismo. Un hombre que vivía cerca de una montaña había encontrado en la parte más alta de la misma un huevo. Este era más grande que el de la gallina, y más pequeño que el del avestruz. No podía serlo porque cómo harían la gallina y el avestruz para subirse hasta la cima, pensó. Lo trajo a su casa y como estaba empollando una pava lo puso en su nido. Nacieron las pavitas y entre ellas había una que parecía más grande y con algunos rasgos y pelos diferentes. Mamá pava cuidaba de todas ellas. Las pavitas crecían comiendo lombrices y frutitas silvestres. Cuando ya estaban crecidos los pavos, el granjero se dio cuenta que aquel huevo que trajo de la montaña era el de un cóndor. Sin embargo este pavo- cóndor seguía comportándose como los otros pavos. Un día que éste vio pasar un cón
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