ÉXITOS Y
FRACASOS.
Vivimos
unos días especiales que sugieren plantearnos una especie de balance personal.
¿Cómo fue nuestro año? ¿En lo personal hemos avanzado o el fracaso nos detuvo
en el tiempo? ¿Hemos fracasado intentando hacer algo o hemos fracasado por no
haberlo intentado?
Con
respecto a esta última pregunta nos viene muy bien la reflexión que hace el
Padre Alfonso Milagro en su libro “Cinco Minuto de Dios” Un fracaso no
significa precisamente una vida fracasada – nos dice - y continúa:”Quizás sean necesarios
muchos fracasos para que la vida sea un éxito y quizás la ausencia de fracasos
sea lo que nos conduce a tener una vida fracasada, por no hacer nunca nada para
no exponernos al fracaso” “Si no quieres equivocarte – sigue diciendo – si no
quieres ser criticado no hagas nada; pero si no haces nada, ya estás
equivocado, y en este caso podrán criticarte con toda razón. Muchos éxitos
comenzaron con fracasos, porque después de un fracaso siempre se tiene la
oportunidad para la rectificación y el avance”.
La
reflexión precitada nos lleva a plantearnos el sentido de la vida y de la
historia de cada persona. Nos induce a pensar
sobre las acciones y decisiones que acometemos en el esfuerzo por
abrirnos pasos en la vida y la vida no hay que medirla solamente por el éxito
logrado sino también por la dedicación que hemos comprometido en ese esfuerzo.
Somos caminantes de caminos inexistentes, como diría el poeta y en ese caminar,
de la forma de cómo encaramos nuestros
fracasos puede depender el éxito. Lo que dificulta aprender generalmente es la
necedad o la soberbia. Cuesta plantearse una autocrítica valedera, porque de
por sí somos autosuficientes y a menudo caemos en la tentación de la autojustificación. Por eso la humildad es el
camino y esta virtud es una de las grandes desconocidas de nuestro tiempo.
Pareciera que toda la sociedad estuviera embarcada en la competencia del poder.
El que puede pisa al otro y abre camino pisoteando. El tener más es la meta, no
el ser más.
Y frente a
este panorama del mundo pareciera que la humildad es virtud de los débiles e
impotentes. Sin embargo es tan imprescindible esta cualidad para poder aprender
de la vida, para poder construir a partir de nuestros fracasos. No fracasa el
que lo intenta sino el mediocre que no se atreve a nada. Solo fracasan los que
carecen de un ideal en la vida.
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