PARAGUAY
DURO Y FRONTERIZO.
Estamos
llegando al final del año y seguimos teniendo un país que sufre sus angustias
de impotencia y de retrasos. Los primeros sueños acunados en los albores de la
libertad lograda - o que pensamos haberlo logrado – con el fin de una larga
noche de dolor y de oprobios, siguen siendo sueños. El Paraguay profundo sigue
sin poder despertarse de su letargo de siempre, de marginación y de
injusticias. Los campesinos sin tierras siguen siendo perseguidos y victimados,
la salud de la gente sigue siendo descuidada, los niños siguen deambulando en
los barriales sin comida suficiente y las víctimas de las injusticias siguen
apelando en vano.
Este
Paraguay duro y fronterizo sigue tan latente como lo cantara nuestro gran poeta
Elvio Romero en su poema “Padre de Fuego”. Nuestro gran vate que tras un largo
exilio por fin pudo retornar a su pueblo en aquellos días del amanecer de la
esperanza. En una de esas visitas, leyó sus poemas en el Aula Magna de la Universidad Católica
“Nuestra Señora de la
Asunción ”. En su presentación, Juan Manuel Marcos al darle la
bienvenida expresó el deseo de que se quede para siempre entre nosotros este
poeta compatriota, “sin cuyas palabras no hubiésemos sabido quienes somos” El
poema más aplaudido de aquella ocasión fue “Padre de Fuego”, cuyos versos dicen
así: “Padre, te hablo de una vez/ en la mañana radiante hacia los blancos
cocoteros/ Te hablo otra vez/ tendido en tus fronteras/ varón gallardo. /De sur
a norte te contemplo/ y leo las misteriosas líneas de tu mano/ Te nombro una
vez más/ y no respondes, Paraguay duro/ fronterizo, del viento/ país forjado en
el verano/ y hecho de cántaro canoro y sosegado/ tierra cantora/ Con labios
tibios de color de greda/ pareciera que besas tus congojas/ o cubres tus heridas
con un beso/ Paraguay hondo/ Jaula encerrando pájaros errantes/ o cantores
errantes como pájaros/ despierta el cielo cuando allí se canta/ laurel sonoro/
cuando se canta allí/ cuando se sufre/ cuando hay alguien que llora por sus
muertos…/ cuando todo suplica por los vivos/ Paraguay triste/ tienes una
aureola de martirio/ algo de pasionaria conmovida/ clavo y látigo en flor”.
Es
imposible sustraerse de la belleza de estos versos que nos hablan de un padre
que es el país. “Un país duro y fronterizo forjado en el verano”.” El padre de
fuego, el varón gallardo” que permanece callado. Un padre que permanece en
silencio ante la indiferencia de sus hijos. Que sufre cuando hay dolor, y sufre
porque “Hay alguien que llora por sus muertos cuando todo suplica por los vivos”
Gracias a
don Elvio Romero por estos versos, por estas palabras. Al conocerlos dejan en
nosotros un cariño nuevo, una devoción renovada hacia el país. De este Paraguay
hondo y misterioso que lo amamos y que lo sufrimos. Nuestro homenaje al poeta y
nuestra respuesta al poema, deben ser renovar nuestro compromiso y fortalecer
nuestra esperanza en la fuerza de nuestra lucha por la causa de la grandeza y
de la libertad con justicia de nuestro sufrido y querido pueblo.
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