CONTRALORÍA
CIUDADANA.
Es difícil
mantener latente por mucho tiempo la indignación ciudadana y eso saben los
políticos y con eso especulan los políticos. Tiene razón la ciudadanía – dicen
- pero ya se acabará por cansancio, por desencanto por la falta de resultados o
por amenazas y querellas. Y si se
judicializan las denuncias ya saben cómo manejarse, para eso tienen los jueces
y fiscales que les adeudan favores políticos. La batalla contra la corrupción y
la impunidad parece no tener fin. Amainan las presiones a nivel nacional, a
nivel de los ministerios y del parlamento, aparentemente como una suerte de
pausa de fin de año, pero de ninguna manera se debería bajar la guardia. Porque
la lucha y la resistencia de la ciudadanía todavía deberán concentrarse a nivel
de los municipios, donde la corrupción adquiere dimensión de verdadera
calamidad. Para ello, entre otras cosas, se deberá fortalecer la organización
de la Controlaría
Ciudadana. Fundada hace aproximadamente una década por el
recordado dirigente Carlos Bareiro, Ex Secretario Ejecutivo de la Pastoral Social Nacional, ya
fallecido y con el asesoramiento de Mons. Mario Melanio Medina, Obispo de
Misiones y Ñeembucu, con el propósito de organizar a la comunidad a fin de
ejercer un control sobre la administración y el quehacer de los municipios. Un
testimonio de lucha importante se está dando en el municipio de Capiatá, uno de
los distritos más pujantes del departamento central, con una población aproximada
de 300 mil personas. En la entrevista realizada por el diario ABC Color, a
través de su periodista Hugo Ruiz Olazar y publicada el 8 de diciembre pasado,
un joven abogado de nombre Constantino Rodríguez de la Contraloría Ciudadana
de Capiatá, describe el testimonio de la lucha ciudadana de marchas y contramarchas,
y las denuncias formuladas contra el Intendente, un Senador del Partido
Colorado, el Presidente de la Liga Deportiva
y el Tesorero de la
Cooperativa del lugar. Las denuncias hablan de 2.100 millones
de guaraníes anticipados para la construcción del nuevo palacete municipal,
actualmente desaparecidos sin que haya ninguna obra, cheques de comisiones
vecinales cobrados sin rendición de cuenta, donación municipal a la entidad
deportiva sin autorización de la
Junta , mal uso de
fondos de royalties de Itaipu por más de 3 mil millones y el cobro de IVA a más
de 4.500 usuarios durante tres años en la Cooperativa cuyo
importe no fuera depositado en Hacienda, entre otras cosas.
Los
denunciados se sienten molestados y ofendidos y no encontraron mejor argumento
que plantear una querella contra el Cura Párroco el Padre José María Velazco,
por haberse publicado estas denuncias en el Semanario de la Parroquia. Es dramático lo
afirmado por el representante de la Controlaría Ciudadana ,
según lo publicado: “En Capiatá no importan los colores (colorados y
liberales), están totalmente mezclados y se suceden como en una monarquía”. De
esta manera los príncipes de la corrupción solo aguardan su turno para
delinquir, o ya lo están haciendo dentro del contubernio del desgraciado pacto
de la impunidad. Quieren la salida del Párroco y el cierre de un medio de
comunicación alternativo. Divide al pueblo, dicen. Es cierto, el pueblo está
dividido entre los grupos corruptos y los ciudadanos decentes. Capiatá marca el
camino, pero la lucha ciudadana a nivel de los municipios y gobernaciones,
sigue siendo una gran tarea pendiente. Ojala que la ciudadanía no se canse ni
se desencante. Es increíble que habiendo tantas necesidades urgentes se
despílfarren miserablemente los recursos destinados a financiar los servicios
básicos de toda la población.
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