DISTRACTIVO POLÍTICO
El país ya está en
pleno proceso pre electoral y el ruido de las especulaciones políticas comienza
a crear un clima de distracción que impide a la ciudadanía concentrar su
atención en las cuestiones más importantes y decisivas que deben estar en juego
en víspera de las elecciones nacionales.
¿Habrá o no reelección? Y si avanza este proyecto reeleccionista, ¿Cuál
sería la vía posible a ser utilizada? ¿La enmienda o la reforma de la
Constitución Nacional? ¿Se puede o no
utilizar la vía de la enmienda o necesariamente para ello hay que recurrir a la
reforma? El ruido en torno a este tema
se prolonga en la cuestión de si el actual Presidente de la República desea o
no lanzarse en la campaña de la reelección o en qué momento tomará la decisión
al respecto y si opta por la negativa a cuál candidato empujará a la arena como
abanderado de su movimiento. Por otro lado están las posibles alianzas,
porque el sector de la oposición es consciente de que sin una base amplia de
concertación será imposible derrotar al oficialismo. Dejando de lado las
distracciones deberíamos intentar concentrarnos en las cuestiones que son
importantes para el país. En primer
lugar para qué se quiere el poder. Se habla de acceder al poder, de mantener el
poder, pero se obvia el debate principal. ¿Para más de lo mismo o para peor?
¿Para mantener las estructuras actuales de la corrupción cambiando apenas
algunos beneficiarios? Se necesita construir un proyecto país que fije las
metas y los objetivos a corto, a mediano y a largo plazo. Actualmente se tiene
un diagnóstico no satisfactorio. Tenemos demasiada pobreza y la pobreza extrema
es atentatoria contra la vida, se vuelve insoportable. La política agraria es
renga, porque se basa en la pata fuerte de producción agropecuaria empresarial,
siendo la otra pata totalmente debilitada, la de los pequeños productores
agrícolas que carecen de tierra, de ayuda técnica y crediticia. No hay una política de reforma agraria
integral que proponga retener a los campesinos en sus tierras y evitar el éxodo
por medio de la expulsión y la persecución, porque esa mano de obra no puede
ser absorbida en las ciudades, porque carecemos industrias y de fuentes de
trabajo. Hay déficit en salud que se agudiza cada día, el problema
educativo se mantiene en el atraso y en el abandono, tenemos además grandes
dificultades en materia de infraestructuras. Se carece del catastro
inmobiliario y el sistema de registro es un cáos. Las Fuerzas Armadas y Policiales están inficionadas de corruptos y la
corrupción se agrava cada vez más en las instituciones de la República. El
Poder Judicial que tenemos es uno de los peores del orbe. Tenemos un Estado
elefantiásico, que se ha vuelto incapaz de cubrir sus gastos de salarios de
funcionarios y ha entrado en proceso de déficit fiscal incontrolable. En estas condiciones no basta que quien ejerza
la Primera Magistratura se dedique a promover algunas obras de infraestructuras
recurriendo para ello al aumento de la
deuda interna y externa en un intento por auto justificarse, mientras por otro
lado no tenga respuestas para las problemáticas de la salud y la educación,
para el hambre y la pobreza extrema, para la grave inseguridad nacional y para
controlar la narco política y la corrupción generalizada. En estas condiciones para qué se quiere acceder al poder político si
para ello se tiene que negociar previa y necesariamente con los sectores que
manejan la corrupción sabiendo que sin respaldo de esos sectores es muy difícil
ganar las elecciones y por lo tanto ya de antemano estará condicionado el
gobierno de turno. Eso si se tiene la intención del servicio público y no utilizar
el cargo simplemente como una oportunidad para enriquecerse. ¿Cuáles son los poderes que hay que mejorar
para tener una buena base en un proyecto político? Indudablemente son el Poder
Ejecutivo y el Poder Parlamentario. ¿Qué
puede hacer un buen Presidente de la República con un parlamento en contra?
Recordemos que por la Constitución Nacional el poder que predomina sobre los
otros dos, es el poder parlamentario, que puede destituir a un Presidente de la
República y a los miembros de la Corte Suprema de Justicia. Veamos algunas deficiencias de nuestro
parlamento: Exceso de planilleros y asistentes, auto aumento permanente de
salarios y beneficios, trabas para la designación del Contralor y Sub Contralor
y para la designación del Defensor Público, con ocho años de mandato fenecido,
juicio político a miembros de la Corte con más de un año de indefinición,
montaje de un mini hospital interno aun teniendo un seguro médico de alto nivel
y costo, escandalosas asignaciones salariales a ciertos funcionarios
administrativos, sanción de ciertas leyes inconstitucionales, protección a
municipios y munícipes acusados de robo, reticencia o incapacidad para
sancionar leyes que el país necesita y la utilización de la influencia política
en el poder judicial y Ministerio Público que impide que alrededor de 20 parlamentarios
imputados por graves delitos sean enjuiciados. ¿Será que un parlamento de
estas características podrá actuar de contrapeso ante las tentaciones de poder
absoluto de un Presidente de la República? En cuanto al Poder Judicial, está en
manos del Parlamento y el Poder Ejecutivo fortalecer y sanear este poder
designando a magistrados honestos y competentes. En conclusión, el proyecto político que el país necesita, no pasa
solamente por la Presidencia de la República, sino por sobre todo por el
Parlamento Nacional. Este es un tema de fondo que no se puede obviar. El gran
problema es cómo mejorar este Parlamento.
¿Cómo evitar la financiación y hasta la presencia de los narcos
traficantes en nuestro parlamento? Tiene que ser por vía de la ley, pero esa vía
está siendo controlada. La Ley para
descartar la lista sábana no será aprobada. La ética política no tiene
vigencia. Los partidos políticos son máquinas para ganar elecciones y el
combustible principal es la compra de votos y el soborno. Ante esta perspectiva,
la ciudadanía honesta debe entender que al final del túnel, la única luz constituye un cambio en la visión política y
un cambio de la decisión política con una base amplia y patriota. Si eso no se
consigue 2018 no significará nada para el país.
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