UNA NAVIDAD COMPROMETIDA
En nuestro país y en
muchas partes del mundo se vivirá una navidad muy comprometida porque se sufre
carencias y necesidades muy urgentes que contrastan con las luces y el
jolgorios que dejan muy poco margen a los motivos de celebración. Con tanta violencia en el mundo, muchos pasarán
sus Nochebuenas en las trincheras o guarecidos en los refugios. Mientras que en nuestro país miles de
compatriotas, más de 100 mil personas, niños y ancianos, enfermos y
discapacitados, seguirán chapoteando en estos días en el agua y en el fango, en
lugares aislados o en los asentamientos improvisados sin las condiciones
mínimas, sin asistencia médica y sin alimentos. Es cierto que aún así
encontrarán a igual que los demás, un momento y un motivo para celebrar la
vida, la alegría y la esperanza. Porque
ese es el mensaje de la navidad cristiana. El Niño Dios vino al mundo para
traer esperanza a los que sufren, a los desamparados y a las víctimas de las
violencias. Por eso antes estas
realidades lacerantes de dolor, de necesidades y de injusticias el pesebre de
Belén llama a la reflexión a todos los seres humanos, creyentes o no creyentes,
y convoca a la participación y al compromiso de unir los esfuerzos, de
compartir los bienes, a fortalecer la solidaridad para construir un mundo de
justicia sin exclusión y sin discriminación. Los brindis y las luces
multicolores no deben impedir que dediquemos un pensamiento de preocupación por
la situación por la que atraviesan tantos hermanos nuestros que viven en los
bañados y en las riberas de los ríos. Recordar
que la situación en que sobreviven no es
precisamente un hecho fortuito o accidental, sino el resultado de un sistema
económico que genera la pobreza y desplazan a los pobres de los sectores
rurales empujándoles a buscar refugio en los centros urbanos. Es el
resultado de una ausencia de Estado, por insensibilidad y deficiencia, por
dejadez e ineficiencia que ha sido incapaz de encontrar respuesta a las
necesidades de tantos conciudadanos que debieron ser los principales
destinatarios de un gran esfuerzo patriótico. En el caso específico de la ayuda de emergencia, la suma de los
gastos que representan las crecidas cíclicas de los ríos Paraguay y Paraná y
sus demás afluentes, supera en mucho, el costo de las inversiones que hubieran
requeridos las obras de infraestructura en vista a la solución permanente y en
gran parte de la problemática de las inundaciones. Que nuestra navidad sea
motivo de un gesto de solidaridad para con los demás. Que sea un momento para recordar a los hermanos secuestrados. Para
recordar a los campesinos enjuiciados injustamente por el caso de
Curuguaty, por los trabajadores a
quienes se les impide la sindicalización y la vigencia de sus derechos
laborales fundamentales. Recordar
que la paz y la justicia del mensaje de Belén, es, por sobretodo, de redención y
de reivindicación. El mensaje de Belén nos convoca a no perder la esperanza aun en las
condiciones más dramáticas de la vida. Que no nos aturda el consumismo que nos
conduce simplemente a desearnos felices fiestas, y ya no una feliz navidad. Una
serena felicidad por la Nochebuena para todos los hogares paraguayos y que la Navidad
nos comprometa a vivir la solidaridad y el compromiso con el hermano, con la
plenitud de la esperanza.
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ResponderEliminarMuy completo el análisis general de la realidad social que estamos enfrentando, Don Mello. Ojalá nuestros hermanos afectados por estas inundaciones pasen este año una feliz Navidad.
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