EL MACONDO PARAGUAYO.
El pueblo ficticio de
Macondo inmortalizado por las obras literarias del escritor colombiano Gabriel
García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1982, puede situarse
en cualquier lugar de América Latina. Así lo señalaba Eugene Robinson del
Washington Post, al expresar que “Macondo se convirtió en la abreviatura de las
cosas mágico-realistas extrañas que sucedieron todo el tiempo en América
Latina, pero aparentemente en ninguna otra parte” A la
muerte del escritor colombiano, sus admiradores se lanzaron a la búsqueda de un
lugar concreto para intentar darle realidad al mítico lugar pero no pudiendo
encontrarlo, se dedicaron a visitar la casa que tenía frente al mar. Decía
Harriet Alexander de The Telegraph, al respecto: “Si García Márquez hubiera
sido testigo de la escena frente a su casa, después de su muerte, se hubiera
reído. Lo transformaron en un santuario de sus novelas, en un templo del
realismo mágico, el género en el que fue pionero. Allí abundaron las ofrendas
de rosas amarillas que depositaban sus admiradores” Sobre la epopeya del pueblo
olvidado de Macondo se hizo una canción que recorre el mundo. Del Macondo
colombiano descendemos hasta nuestro país Paraguay. Aquí abundan los lugares donde
los hechos reales parecen mágicos, por ser increíbles o casi imposibles de ser aceptados como
realidad. Uno de esos lugares podría ser
Capitán Bado, localidad fronteriza con el Brasil, dentro del Departamento del
Amambay. En esta localidad, un tal Denilson Sánchez, siendo prófugo de la
justicia, con orden de captura pendiente desde hace 10 meses, ganó las internas
del Partido Colorado para ser candidato a Intendente. En las elecciones
municipales recientes, fue elegido para el cargo. Actuó como su jefe de campaña
su propio hermano desde la cárcel de Tacumbú. “Pero el estupor por esta parodia
llegó a su punto culminante – posteó el periodista Pablo Noe - cuando el
prófugo se presentó en la Junta Municipal y juró como Intendente frente a las
demás autoridades y después de unos minutos volvió a retirarse y desaparecer
reasumiendo su condición de prófugo de la justicia” En un caso en el que se
puede afirmar que la realidad supera a la ficción, al realismo mágico. Ocurrió
en el Paraguay y a nadie le inmutó. El mensaje de este hecho es que ya estamos
insensibilizados y ya nada nos sorprende.
Un hecho así desprestigia al partido político al que representa, humilla a la
policía nacional, convierte en burla una orden de captura y denigra a todo un
país. Pero es justo reconocer que el caso ni siquiera es aislado. Tenemos un diputado que tiene condena
judicial pero sigue campantemente en el legislativo. Tenemos casos pendientes
de la justicia con serios indicios de culpabilidad con procesos que no avanzan
porque con la chicanería se aparta en serie a los fiscales. Hay varios
parlamentarios imputados que no van a juicio y prolongan sus casos buscando la
impunidad. Duele decir pero el Macondo paraguayo, supera el realismo mágico de
la novela del gran autor colombiano. Y si tuviéramos que intentar situar
nuestro propio Macondo, no podríamos hacerlo, porque el escenario podría
abarcar fácilmente toda la dimensión de la geografía patria.
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