MIRONEANDO EL AÑO
VIEJO.
Es increíble cómo el
2015 de pronto se volvió año viejo. Tan
pocos son los días que le quedan que ya no se espera cambios importantes para
el mismo. Sin embargo este mes tiene en su calendario un evento político administrativo
importante, la asunción de cargos de intendentes y concejales de 250 municipios
del país. En la oportunidad de participar en una reunión evaluativa del año
con más de medio centenar de guías de educación popular a distancia de la
Organización Fe y Alegría de los Padres Jesuitas, uno de los temas rescatados
para el análisis con preferencia, fueron los municipios del país. En primer lugar la constatación de la
generalizada corrupción que significó el desvío y malversación de importantes
recursos procedentes de los Royaltíes y del FONACIDE (Fondo Nacional para el
Desarrollo) Con esos recursos los municipios del país debían progresar
enormemente, pero ahí están en la misma situación que cinco años atrás, en
realidad muchos están peor, porque sus administradores los dejaron sin recursos
y con cuantiosas deudas. El análisis concluyó en la coincidencia de que el
control ciudadano y la participación de los vecinos en ese control constituyen el
desafío más importante que se tiene por delante. Porque al escandaloso robo, le acompaña la impunidad. Nadie fue
castigado y muy pocos fueron imputados. Funciona un verdadero complot de
protección a la corrupción en este país en todos los niveles institucionales de
la República. El segundo aspecto analizado se refiere a las elecciones
municipales recientes. Se consideró positivo el hecho de que se haya ejercido
de alguna manera el voto castigo. Varios
intendentes que aspiraron a la reelección fueron derrotados. El mensaje parece
claro. El robo ya no será tolerado. Sin embargo si la impunidad sigue vigente
el mensaje no conseguirá desalentar verdaderamente a la corrupción. El otro
aspecto mencionado, se refiere al escenario político nacional. Si estas
elecciones municipales son consideradas plebiscitarias, sus resultados
desalentarían cualquier intento por plantear una reelección presidencial. Por otro lado se abrió de nuevo como
perspectiva una alianza del Partido Liberal Radical y los movimientos de
izquierda. No será fácil, pero esa posibilidad resurgió según la opinión
generalizada de los participantes. Aparte de la visita del Papa Francisco,
se marcó también como un hecho relevante la lucha y las protestas
estudiantiles, por mejor educación, y por una Universidad Nacional sin
corrupción. Todos coincidieron en que ha
sido una hermosa gesta primaveral que abre caminos hacia un avance que todavía
tendrá serias resistencias por parte de las estructuras corruptas vigentes. Se
consideró que faltaron más apoyo y participación de la ciudadanía. Entre otras
cuestiones en esta mirada evaluativa del año se habló también de la
concentración de medios de comunicación y su posible instrumentación política;
de la todavía deficiente política de lucha contra la pobreza, especialmente en
el área rural; la urgente necesidad de la reforma judicial; el caso Kuruguaty y
la militarización del norte. Se podrá
ampliar estos temas en consideraciones
posteriores, pero por de pronto quedó claro en esta revisión del año que se
acaba, que si bien hay motivos de esperanza, la lucha y el compromiso de la
ciudadanía serán fundamentales en el esfuerzo por construir un futuro diferente
para nuestro país.
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