LA RANA Y EL ALACRÁN
Este cuento es
bastante conocido pero el mensaje que deja flotando no pierde actualidad como
tema de reflexión. El relato tiene
varias versiones pero el contenido es concurrente. Una vez a una ranita
a punto de cruzar un charco le detiene un alacrán y le pide ayuda para poder
cruzar también. No, le dice la ranita tú me vas a matar con tu picazón y tu
poderoso veneno. Pero ranita, eso es absurdo, protesta el alacrán. Si yo te
mato, me ahogaré también yo, no puedo hacer eso. Al final la ranita acepta la
propuesta y le ayuda al alacrán a cruzar el charco, cabalgando en su espalda.
Estando en el medio del charco, le pica el alacrán y la ranita reclama: Qué
hiciste, incumpliste tu promesa y ahora moriremos los dos. Sí, le contesta el
alacrán, lamentablemente, pero no pude contradecirle a mi propia naturaleza.
En nuestro país la corrupción se ha convertido en la naturaleza de mucha
gente. ¿Es posible pensar que se podrá combatir, no para terminar
precisamente, sino por lo menos para reducir en un porcentaje importante, la
corrupción en nuestro país? Difícil. Los
alacranes siguen en sus puestos y no fueron removidos. Algunos fueron
reelectos. Es difícil que un corrupto se
trasforme en un honesto. Si pueden, van a seguir robando al máximo, ni siquiera
van a auto controlarse. Para el combate a la corrupción se tiene que
cambiar las estructuras partidarias y los sistemas electorales para impedir que
los corruptos accedan a los cargos electivos. Debe desaparecer la impunidad, que es absolutamente imposible con el
poder judicial que se tiene. El funcionariado crece sin parar por medio del
planillerismo prebendario y ya no existe capacidad para cubrir los salarios con
los recursos genuinos. El país se endeuda cada vez más y se compromete
seriamente su futuro. Solamente una gran
movilización ciudadana podrá forzar el cambio necesario, pero aún nos quedan
dos cuestiones pendientes ¿Quiénes organizan y quiénes dirigen esta
organización participativa de la ciudadanía? Pero la naturaleza de los
protagonistas puede tener otras facetas.
Por ejemplo en el historial de los campesinos de la Colonia Santa Lucía,
distrito de Ytakyry, Alto Paraná, promocionada por el gobierno, como colonia modelo,
donde el INDERT, (Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra) se
ufanó de recuperación de tierras agrícolas y con ayuda de varias instituciones
y de los mismos militares, montó esa colonia y trasladó desde Ñacunday a más de
500 familias a ese lugar. Se les entregó un lugar para la vivienda, pero no
para los cultivos agrícolas. En este
momento, conforme a la naturaleza de lucha de los campesinos amenazan
con ocupar las tierras colindantes de arrendatarios sojeros que consiguieron
parar la expropiación. Tienen enfrente, un gobierno que en un principio apoyó a
los campesinos, pero de pronto se acordó de su naturaleza de empresario y se
apeó de su propósito inicial, generando este ambiente inestable en la
mencionada colonia. Otra faceta, puede darse con el nuevo Intendente de
Asunción, cuyos aliados principales ostentan la naturaleza de “traidor”
a partir del golpe de estado del 2012. Queremos
pensar que esta naturaleza puede cambiar, pero no estaría de más para el nuevo
ejecutivo comunal, tomar ciertas precauciones. La ingenuidad de la rana y la
naturaleza destructiva del alacrán siguen vivas. No podemos desconocer esta
realidad, en este esfuerzo por construir una nueva relación social y política.
Necesitamos avanzar a pesar de todo y contra todo. En ningún caso se puede
renunciar al sueño de un país diferente.
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